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SAN ANSELMO: LA VERDAD COMO RECTITUD DE LA MIRADA Así inició San Agustín la búsqueda racional de la verdad, tras aceptar la autoridad de la fe como fundamento de su indagación. Y comenzó por leer los textos platónicos, pues fue Platón quien inició este giro en la búsqueda de la verdad como rectitud al presentar el mismo filosofar socrático como una vuelta, una conversión hacia el interior del hombre, hacia la mejor parte de su alma, la parte divi na en la que habita, como un huésped la verdad31. Es la conocida “segunda navegación” que, según la metáfora puesta por Platón en boca de Sócrates, consiste en abandonar la búsqueda del principio del orden del cosmos y del hombre, al modo de los presocráticos, que investigaron en los fenómenos, para volver la mirada hacia el hombre interior, como lo llamará Platón, donde se halla la presencia de lo divino que el alma contempló en la procesión de los dioses en la llanura de la Verdad. Este movimiento, esta vuelta hacia lo interior, que Platón denominó epistrohé es la conversión agustiniana. Para mostrar esta imagen del regreso a la patria, como la vio también San Gregorio Magno, basten tres textos platónicos, en los que puede adivinarse la fuente de la conversión agustiniana. El pri mero, citado y comentado por San Agustín, se halla en el Alcibíades , donde leemos lo siguiente: “El ojo, al considerar y mirar a otro ojo y a la parte que él cree mejor, así como la ve también, se ve a sí mismo... Por tanto, si el ojo quiere verse a sí mismo, ha de dirigir su mirada a otro ojo y, preci samente, a la parte de él en la que se encuentra su propia facultad perceptiva ... si el alma quiere conocerse a sí misma, también debe mirar a un alma y especialmente a la parte de ella en la que se encuentra su facultad propia, la inteligencia ... ¿Hay en el alma una parte más divina que ésta, donde se encuentra el entendimiento y la razón?... quien la mira ... bien puede decirse que se conoce mejor a sí mismo”52. 31 Véanse, entre otros, los siguientes pasajes platónicos en los que se destaca esta facultad superior del hombre: Alcibíades 134 a, República 382 a y Timeo 88 b. Respecto a la contemplación de lo que siempre permanece idéntico a sí mismo, como la verdad, puede verse: Fedón 79 d - e y Fedro 246 d - e. 32 PLATÓN, Alcibíades 134 a. NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 325-350, ISSN: 0470-3790 337
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