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BERNARDINO DE ARMELLADA diríamos, ingenuidad barroca, ella nos ayuda a descubrir la línea maestra de la intuición laurenciana de san Francisco de Asís. En el fondo, está Cristo, que se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz (180, 641). Esta humillación hasta la muerte constituye el núcleo de la invitación de Jesús: Aprended de m í que soy manso y humilde. Es la enseñanza que Francisco ac tualiza en su vida del modo más radical. La humildad de Francisco hasta la crucifixión interior y exterior es lo que conmueve a Lorenzo, viendo en la humildad la raíz de la excepcional santidad de Francis co. La humildad es como la obsesión de todo el discurso franciscano de Lorenzo. Es interesante constatar que, en su sermón franciscano, la idea de humilde, humildad, humillación aparece 55 veces; la idea de mansedumbre, manso , 21 veces; mientras que el recuerdo de la pobreza del Francisco pobre sólo 15 veces sale de su pluma. Francisco es para Lorenzo el humilde crucificado, el más seme jante a Cristo en el espíritu y en el cuerpo. Y puede decir con toda razón: Aprended de mí...ante todo la humildad. Pues las mismas virtudes teologales han de ir revestidas de humildad. “Para con Dios, dice Lorenzo, Francisco estuvo dotado de una gran fe y gran esperan za, pero con humildad y temor del Señor... Fue, como otro Moisés..., mansísimo y humildísimo. Mansísimo fu e Francisco y pacientísimo, dotado de un ánimo fortísimo para soportar y superar las cosas ad versas. .. Fue también humildísimo en las cosasprósperas huyendo de los honores. De ah í que llamó Menores a sus Hermanos tus arte diaboli, hic autem sapientia Dei; ille manibus hominum etferro, iste diwna manu divinaque inrtute; ille ictibus malleorum, iste obtutibus divinorum oculorum ; ille tándem crucifixus fu it super lignum mortis, sed Franciscus super lignum vitae, super ipsum Christum : Christo confixus sum cruci; vivo ego, iam non ego, vivit vero in me Christus. O mirabilem crucifixum, veram et naturalem crucifixi imaginem!». Ib., 169 . 43 «Erga Deum magna praeditus fu it fid e magnaque spe, sed cum humilitate et timore Domini... fu it velut alter Moyses... mitissimus et humillisimus... Mitissimus fu it Franciscus et patientissimus, fortissimo animo praeditus in perferendis superan- disque adversis... Fuit et humillissimus in prosperis fugiens honores... ; bine Fratres suos Minores appellavit». Ib., 170 - 171 . 318 NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 301-321, ISSN: 0470-3790
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