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BERNARDINO DE ARMELLADA 6, 15; Ap 19,16). No obstante, el mismo Cristo dice: Los qu e creen en m í harán estas cosas y todavía mayores (Jn 14, 12). Por ejemplo, Pe­ dro sanaba los enfermos con la sombra de su cuerpo {Hch 5, 15), lo que no hizo Cristo, y en un sermón convirtió a tres mil hombres C Hch 2, 41) y, en otro, cinco mil {Hch 4,4), lo que no leemos de Cristo. Y como a veces el siervo se viste con vestidos más nobles qu e el señor , así me será lícito decir que Francisco es un crucificado más adm irable que Cristo, habiéndolo dispuesto a sí Dios, para mayor gloria suya. Esto se verá claramente si consideramos por medio de qué au­ tores, con qué instrumentos y en qué modo Cristo y Francisco fueron hechos “calcificados”. El primer crucificado fue hecho por los Judíos, ejecutores imperitísimos: Si...lo hubieran conocido nunca habrían crucificado a l Señor d e la gloria (IC o 2,8)\ Padre, perdónalos, porqu e no saben lo qu e hacen (.Le 23, 34); Sé qu e p o r ignorancia lo hicisteis vosotros y vuestros príncipes (Hch 3, 17). Pero Francisco fue hecho crucificado por el artífice más sabio de todas las cosas, Cristo. Él fue crucificado por las manos de los hombres y el hierro; Francisco, por la mano divina y por la divina virtud; aquel, a golpes de martillo, éste por la mirada de los ojos divinos; aquel, finalmente, fue crucificado sobre el madero de la muerte, pero Francisco lo fue sobre el madero de la vida, sobre el mismo Cristo: En efecto, y o p o r la ley he muerto a la ley, a fin d e vivirp a r a Dios: con Cristo estoy crucificado: y no vivo yo, sino qu e es Cristo quien tAve en m í ( Ga 2,19s). ¡Oh admirable crucificado, imagen verdadera y natural del Crucificado! Leemos en Isaías que dos Serafines extendían las alas en forma de cruz y volaban con las alas intermedias, pues tenían seis alas el uno y seis alas el otro ; con dos cubrían la cabeza, con dos los pies y con dos volaban, y clam aban el uno a l otro... Santo, Santo, Santo el Señor... de los ejércitos (Is 6, 2-3). Dos Serafines, dos crucificados: Cristo y Fran ­ cisco: Serafín es Cristo, todo ardiente de caridad hacia Dios y hacia los hombres, de ahí que hoy exultó de gozo por la gloria de Dios y la salvación humana, como lo expresa Lucas: En la misma hora exultó en el Espíritu Santo C Le 10, 21). En la misma h o ra , en que los discípulos, habiendo regresado de la predicación, referían a Cristo que habían sometido a los demonios expulsándolos en el nombre de Cristo (cf. Le 10,17), exultó Él en el Espíñtu Santo para gloria de Dios y salvación 278 NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 273-300, ISSN: 0470-3790

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