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BERNARDINO DE ARMELLADA ce ser del Padre; por eso no buscaba ni deseaba su honor sino el del Padre; por eso llevó una vida humildísima en el mundo, sin ningún fausto ni ostentación, sino que hablaba humildísimamente con todos, a ninguno despreciaba, a nadie desairaba; humilde de corazón , por­ que siendo igual a Dios, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz (Flp 2,8). La humildad y manse­ dumbre, que son claramente manifiestas en toda su vida, las propone para que las imitemos, porque humildad y mansedumbre son como la base y fundamento de todas las virtudes, mientras que de la altanería y soberbia surgen todos los otros vicios: ambición, concupiscencia (que es la raíz de todos los males), venganza, lujuria, ira, pendencias, envidias, etc. El bienaventurado Francisco cultivó en modo máximo estas dos virtudes, hasta ser lo más semejante a Cristo por la mansedumbre y la humildad. V. Finalmente, está el misterio cuarto: A los que... justificó, a ésos losglorificó, tanto en el tiempo presente como en el futuro. Encontra­ réis descanso para vuestras almas : descanso en el presente, porque mi yugo es suave , plácido, y mi carga ligera ; de ahí que Jeremías dice: Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su adolescencia (Lm 3,27). Es bueno: Decid aljusto que bien (Is 3,10); por eso Pedro, viendo sobre el monte excelso la gloria de la transfiguración dice: Señor, es bueno estarnos aquí ( Mt 17,4; Me 9,4; Le 9,33)', y de nuevo Jeremías: Así dice Yahveh:Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos, cuál es el camino bueno, y andad por él, y encontraréis so­ siego , esto es, descanso para vuestras almas (Jr 6,16), y descanso en la vida futura, pues luego oí una voz que decía desde el cielo: «Escribe: Dichosos los muertos que mueren en el Señor. Desde ahora, sí - dice el Espíritu -, que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompa­ ñan» ( Ap 14,13). Por eso el paraíso se llama descanso eterno, y en la ley se prefiguraba en el sábado, en que no era lícito tolerar ningún trabajo o llevar cargas. VI. Te alabo, Padre , etc. Siendo tres las cosas que en el universo se muestran según las Divinas Letras: misterios para creer, promesas para esperar y preceptos para cumplir, todas estas cosas las tenemos juntas en el Evangelio de hoy: misterios, promesas, mandatos, para 290 NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 273-300, ISSN: 0470-3790

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