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LA PREDICACIÓN DE SAN LORENZO DE BRINDIS SOBRE SAN FRANCISCO DE ASÍS divina de la mente, como el que encuentra un tesoro en el campo, va y vende todo lo qu e tiene y compra aqu el campo (Mt 13, 44), una vez descubierto y conocido el tesoro. Se trata luego de la justificación: Tomad mi yugo sobre vosotros y aprend ed d e m í qu e soy manso y hum ilde d e co razón ; y, finalmente, de la beatificación: Encontraréis descanso p a r a vuestras alm as; pues mi yugo es suave y mi carga ligera (Mt 11, 29-30). Estos son los mis­ terios que Pablo descubre a los Romanos: Pues Dios a los que de a n ­ temano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen d e su Hijo, p a r a qu e fu e r a Él el primogénito entre muchos hermanos; y a los qu e predestinó, a ésos también los llamó; y a los qu e llamó, a ésos también losjustificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó (Rm 8,29-30). En cuanto a estos misterios Dios es sobremanera adm irable en sus santos (Sal 68,36), pero principalmente en Francisco, al que admi­ rablemente predestinó desde la eternidad, lo llamó admirablemente, más admirablemente lo justificó y admirabilísimamente lo glorificó. II. En cuanto a lo primero: Te alabo, P adre , esto es, te doy gracias, Señor del cielo y d e la tierra , creador de todas las cosas, p orqu e has es­ condido estos misterios del reino de los cielos, los tesoros de todos los bienes, a los sabios y prudentes según la carne, y los revelaste a los p e ­ queños, es decir, a los humildes, simples, idiotas pescadores. Pero ¿de qué se trata? ¿Se alegra el Señor de la condenación de los réprobos? De ninguna manera, como dice Crisostomo5, sino sólo de la salvación de los elegidos, como lo expresa Pablo dice a los Romanos : Pero gracias a Dios, vosotros, qu e erais esclavos del pecado, habéis obedecido d e co­ razón a aqu el modelo d e doctñna a l quefuisteis entregados (Rm 6,17). No se alegra Pablo de que hubieran sido esclavos del pecado, sino de que, habiendo sido tales, ha sido hechos servidores de la justicia; pero, como está escrito: Se alegrará el justo d e h ab er visto la venganza, b a ­ ñará sus pies en la sangre del impío (Sal 58,11). Como se alegró todo Israel del sumergimiento del Faraón y de todo su ejército en el mar 5 Cf. CHRYSOSTOMUS, Homiliae in Matthaeum , hom. 30, PG 57, 363-365; Obras completas de S.J. CRISOSTOMO I: Homilías sobre S. Mateo, Madrid, BAC, 1955, hom. 30, 600-605. NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 273-300, ISSN: 0470-3790 2 8 5

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