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BERNARDINO DE ARMELLADA tam bién vosotros a ellos; p orqu e ésta es la Ley y los P rofetas (Mt 7,12). De esta manera Francisco estuvo ataviado y adornado de todas las virtudes del modo más pleno. II. OTRA HOMILÍA Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños (Mt 11, 25). I. Muchos son los misterios del Evangelio de hoy, pues se trata del inescrutable misterio de la divina predestinación y reprobación, de manera que se designe la causa altísima de ambas: Sí, Padre, pu es tal h a sido tu ben eplácito (Mt 11,26), o buena complacencia, buena vo luntad, ( eu d okía en griego), pues lo que agrada a Dios no puede no ser justo y bueno. Aquí también se enseña que la causa de la reproba ción es por cierto la soberbia, que arrojó al Ángel del paraíso celeste y al hombre del terrestre: has ocu ltado estas cosas a sabios e inteligentes, e. d. a sus ojos. ¡Ay de los que son sabios a sus propios ojos! Pero la predestinación es por la sola bondad de Dios, sin ningún mérito: se las h as revelado a los p equ eñ os , es decir a los hombres que al igual que los niños no han merecido nada. Aquí se encierra el misterio de la divinidad, consustancialidad e igualdad de Cristo (con el Padre): - Todas las cosas m e han sido d ad a s p o r mi P adre (Mt 11, 27); Se m e h a d ad o toda potestad (Mt 28, 18); Todas las cosas se las pu so el P adre en sus m anos (Jn 13,3)] y n ad ie con o ce a l Hijo sino el P ad re (Mt 11, 27) nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, pues es incomprensible la divinidad de Cristo, y n ad ie con o ce a l P adre sino el H ijo con conoci miento natural, y aquel a l cu a l por gracia se lo qu isiere revelar el Hijo (Mt 11, 27). Por tanto, al mismo tiempo el Padre y el Hijo, e. d. toda la Trinidad revela a los elegidos los misterios evangélicos. Se trata del misterio de la vocación: Venid a m í todos los qu e estáis fa tig a d o s y sobrecargados, y y o os d a ré descanso (Mt 11,28), es decir, os recrearé, os refocilaré, os daré refrigerio y quietud. En esto se muestra que la vocación se hace por revelación y por la iluminación 284 NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 273-300, ISSN: 0470-3790
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