PS_NyG_2009v056n002p0211_0272

EL CICLO DE LA OBEDIENCIA no de la comparación: “lavar los p i e s ”. El segundo desarrollo ( v. 3), sin ser una conclusión en sentido estricto, parece apuntar a una con­ secuencia aplicativa con un tono negativo, como se desprende de los verbos “ tu rbarse ”, que es la antítesis de “ a leg rarse ”, y “qu ita r”-, el verbo final, que está unido a una metáfora evangélica ( “ a cum u lar bolsas” - loculi ), tiene también una carga negativa debido al riesgo que corre quien no entienda la autoridad en sentido evangélico. A la luz de lo que precede, creemos que se impone sin dificul­ tad la división de esta Adm en tres segmentos, los cuales se suceden en forma progresiva a partir de la frase evangélica que le sirve de inspiración. Según esto, la podemos dividir del modo siguiente: a) introducción evangélica (v .l), b) desarrollo positivo (v. 2), c) desarrollo aplicativo (v. 3). 3.4. C o m en ta r io a ) In troducción evangélica (v. 1) lNo he venido a ser servido , sino a servir (cf. Mt 20,28), dice el Señor. El texto bíblico que sirve de inspiración a toda esta Adm forma parte de la respuesta dada por Jesús a las pretensiones de la madre de los hijos de Zebedeo, como ya lo hemos indicado. Este texto se encuentra también en la redacción de la Regla de 1221 dirigido de modo explícito a los “ministros y siervos”, es decir, a las máximas autoridades de la Fraternidad110. Creemos que para su correcta inter­ pretación se deben tener en cuenta las dos veces que en nuestra Adm aparece la expresión “lavar los pies” que, como lo hemos seña- 110 “Y recuerden los ministros y siervos que dice el Señor: No vine a ser servido sino a servir y que les ha sido confiado el cuidado de las almas de los hermanos ” (RegNB 4 , 6 ). NAT. GRACIA LVI 2/mayo-agosto, 2009, 211-272, ISSN: 0470-3790 263

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz