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QUERER DESDE LA LIBERTAD EN DUNS SCOTO El sei' de las cansas o el orden del universo querido por Dios, aunque en s í misino es contingente porque la relación de Dios con él no es nece saria, se convierte, sin embargo, en necesario ex suppositione, es decir, dado el supuesto de que Dios lo quiso y lo produjo. El universo y su orden, en consecuencia, no pu ed en cambiar. Dependen de un querer de Dios que, igual que su ser, es inmutable, eterno y necesario ” 32. Avicena también queda criticado en la descripción de la volun tad divina, toda vez que lo que explícita nuestro analista implica una crítica a todo asomo de necesitarismo y, en cierta forma, de neoplatonismo. La base descansa en la noción de contingencia que para Avicena, que fue inspirador en muchos aspectos de Escoto, constituye la esencia misma de los seres posibles (id antem quod possibile est esse, possibile est non esse) los cuales, una vez que tie nen una Causa necesaria que les da el ser, se convierten en seres necesarios de hecho. El universo físico de Avicena, a pesar de su existencia eterna, está marcado por la limitación esencial de poder no-existir, aunque nunca deje de existir. Es decir, el universo creado de Avicena es, en su esencia, contingente o indiferente a ser y a no- ser, pero se convierte en necesario una vez que recibe su existencia (que es un accidente) de la Causa Primera necesaria. A diferencia de Avicena y de Tomás de Aquino, Escoto entiende la contingencia como una característica del libre actuar divino y de ahí se convierte en radical propiedad ontologica de todo lo creado. “Dios actuó, actúa y actuará ad extra de manera contingente, es decir, pudo, puede y podrá actuar de otra manera o simplemente no actuar, lo 32 Ib., 107. El texto que utiliza Antonio Pérez-Estévez es: Stimma contra Gentiles, lib. 1, c. 33: “Si igitur divina voluntas est iinmutabilis, posito quod aliquid velit, necease est ex suppositione cum hoc velie. Itera. Otnne aeternum est necessa- riutn. Deum autem velie aliquid causarum esse est aeternum: sicut enim esse suum, ita et velie aeternitate mensuratur. Est etgo necessaiium. Sed non absoluto necessa- rium: quia voluntas Dei non haber necessarium habitudinem ad hoc vo/itum. Ergo est necessarium ex suppositione. Praeterea. Quicquid Deus potuit, potest: virtus enim eius non minuitur, sicut nec eius essentia. Sed non potest mine non velie quodponi- tur voluisse: quia non potest mutare sua voluntas. Ergo numquam potuit non velie quicquid voluit. Est ergo necessarium ex suppositione euro voluisse quicquid voluit, sicut et velie”. NAT. GRACIA LVI l/encro-abril. 2009. 105-158, ISSN: 0470-3790 121
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