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MANUEL LÁZARO PULIDO acto volitivo, puecle quererse y producir objetos distintos y opuestos. En esa posibilidad ilimitada de Dios para querer objetos opuestos o no querer ninguno , radica la contingencia de esos objetos ”30. Dios crea desde la eternidad de forma libre y desde la voluntad y eso se puede constatar desde la contingencia radical de lo creado. Subraya Antonio Pérez-Estévez, como Duns Escoto está pensando en clave muy distinta a la de Tomás de Aquino31. Indudablemente, Tomás de Aquino también sostiene que el universo es creado por Dios desde la eternidad y ello de forma libre, lo que lo justifica la contingencia del universo; pero Santo Tomás realiza una naturali­ zación del acto creador, toda vez, que desde el entendimiento y pasando las ideas a esencias eternas, Dios crea el mundo y su orden ya sin posibilidad de cambiarlo, porque en esa lógica supondría la imperfección divina. Y es que, efectivamente, una vez que Dios ha querido y decretado la creación del mundo, ese deseo eterno impli­ ca una necesidad en el querer. Desde una lectura y comentario de la Suma contra Gentiles , Antonio Pérez-Estévez concluye y resume el argumento tomista que no aceptará Escoto y que justifica en cierta manera su explicitación: “Si reconstruimos este argumento, tenemos: Dios es inmutable, eterno , y Si reconstruimos este argumento, tenemos: Dios es inmutable, eterno y necesario y su querer, que se identifica con El, es igualmente inmutable, eterno y necesario. Es así que Dios quiso cierto ser de las cau­ sas (un orden en el universo), en consecuencia ese querer divino, igual que ese cierto ser de las causas querido (un orden en el universo), es inmutable, eterno y necesario. Ahora bien, ese cierto ser de las causas (un orden del universo) no es absolutamente necesario, porque la rela­ ción de la voluntad divina con ese cierto ser de las causas (un orden del universo) no es necesaria. Luego ese cierto ser de las causas (un orden del universo) es necesario ex suppositione, es decir, debido al supuesto de que Dios quiso ese cierto ser de las causas y no puede ahora no que­ rerlo, dada la inmutabilidad de su voluntad y la necesidad de que quiso lo que quiso y como lo quiso. 30 A. PÉREZ-ESTÉVEZ, Libertad en ..., 106. 31 Ib., 106-107. 120 NAT. GUACIA LVI l/enero-abril, 2009, 105-158. ISSN: 0470-3790

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