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CONSTRUCCIÓN ARQUITECTÓNICA Y VIVIR HUMANO SEGÚN HEIDEGGER el puente el que las hace yacer una frente a otra. Mediante el puente, el otro lado es puesto frente al primero... Con las orillas, el puente acerca a la corriente una y otra extensión de la campiña que se encuentra detrás de ellas. El puente pone orillas y campo en una vecindad recíproca. El puente reúne la tierra como campiña en torno a la corriente... Los pilares del puente, descansando sobre el lecho de la corriente, aguantan el empuje de los arcos, que dejan a las aguas de la corriente seguir su curso. Tanto si las aguas discurren tranquilas y alegres como si las crecidas del cielo en las tormentas y deshielos con olas furiosas se precipitan sobre los arcos de los pilares, el puente está preparado para los tiempos del cielo y para su carácter cambiadizo... El puente deja a la corriente seguir su curso y permite al mismo tiempo a los mortales su camino, para que vayan o viajen de una tierra a otra. Los puentes conducen de diversos modos. El puente de la ciudad conduce del recinto del castillo a la plaza de la catedral; el puente del río ante la capital de provincia lleva los carros y caballos a las aldeas circunvecinas. El paso sin apariencia sobre el arroyo del viejo puente de piedra le proporciona camino al carro de la cosecha del campo al pueblo y lleva la carreta de madera del camino del campo a la carretera. El puente de la autopista está conectado con la red de líneas del calculado y más rápido posible tráfico de larga distancia. Siempre y cada vez de un modo diferente, el puente con­ duce de un lado a otro los lentos y los presurosos caminos de los hombres, de manera que éstos lleguen a otras orillas y que al final lleguen, como mortales, al otro lado. El puente se eleva unas veces en altos arcos y otras en arcos bajos, sobre río y desfiladero. Tanto si los mortales prestan atención al elevarse de la vía del puente como si se olvidan de que ellos ya están siempre en camino hacia el último puente, en el fondo intentan superar lo que les es habitual y lo que les es infausto, para llegar ante la salvación de lo divino. El puente reúne como el paso que se eleva ante los divinos. Y esto tanto si la presencia de ellos es propiamente pensada y agradecida de modo visible, como en la figura del santo del puente, como si se trasmuta NAT. GUACIA LVI l/enero-abril, 2009, 65-92. ISSN: 0470-3790 75

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