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CARLOS BAZARRA Si reconocemos que las ordenaciones clesde antiguo fueron incor­ poradas a la eucaristía, tenemos que concluir que ningún ministerio puede concebirse en paralelo al de Cristo, sino idéntico al suyo. Igualmente ningún ministerio de la Iglesia puede comprenderse fuera del contexto comunitario, ni puede permanecer al margen o por encima de la comunidad. Ningún Orden eclesial puede ser poseído individualmente. El individuo representa una categoría que supone separación y división. La persona, en cambio, representa una categoría que presupone unidad con otras personas. La comuni­ dad eucarística sólo puede entenderse mediante categorías de exis­ tencia personal. El ministerio no es una mera función, es un vínculo de amor, como todo don del Espíritu, y su carácter indeleble puede compararse sólo con aquel que se da por amor. Ningún ministerio en la Iglesia puede existir in absoluto'0". Rotundamente se afirma: “El único ministerio que existe en la Iglesia es el ministerio de Cristo... Esta identificación del ministerio de la Iglesia con el de Cristopenetró la vida litúrgica de la Iglesia pri­ mitiva de forma decisiva; en la eucaristía, Cristo no es sólo la ofren­ da y el receptor, sino también el oferente. Para esta identificación es necesario que nuestra cristología esté pneumatológicamente con­ dicionada. Cristo no puede ser aislado del Espíritu santo. Hay que situarse en la soteriología, que no puede ser una realidad jurídica, sino la comunión del hombre en la vida misma de la Trinidad” l()l. “¿Cómo explicar esta unicidad del ministerio de Cristo con la multitud de ministros? Hay textos de algunos Padres que hablan de la ordenación como “transfiguración”o “transmutación”, pero el senti­ do que quiere dársele a estas expresiones es el de “participación”: el sacerdote recibe la gracia como parte de la comunidad eucarística. Los términos «participación» y * comunión - parecen intercambiables, pero los Padres griegos hicieron de forma deliberada una distinción muy clara: usan <participaciÓ7i» sólo para las criaturas, para los ministros, en su relación con Dios y nunca para Dios en su relación 100 I b 176 - 179 . 101 I b 224 - 225 . 52 NAT. GUACIA LVT 1/enero-ahril. 2009. 7-64. ISSN: 0470-3790

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