PS_NyG_2009v056n001p0007_0064

DISCIPULADO Y MAGISTERIO ECLESIAL reflexión teológica sigue dos líneas: A ) Todos los ministros, desde el Papa hasta los que han recibido las órdenes menores, son también laicos. “Laico” significaría miembro del pueblo de Dios, y sería el efecto del Bautismo, su carácter sacramental, que por naturaleza es indeleble. El recibir el sacramento del Orden no anularía el carácter bautismal, el ser laico, y sería un contrasentido ser ministro ordena­ do y no ser miembro del pueblo de Dios (=laico)66. B) Los laicos son también ordenados. En un serio estudio sobre la patrística oriental de los 3 primeros siglos, se ha llegado a esta conclusión: “Debe ser subrayado enfáticamente que no existen personas -no ordenadas» en la Iglesia. Bautismo y Confirmación se conferían juntamente. La relevancia teológica de esto radica en el hecho de que revela la natu­ raleza del bautismo y la confirmación como siendo esencialmente una ordenación. El resultado inmediata de estos dos sacramentos era que el neófito tomaba su lugar propio en la asamblea, es decir, se convertía en un laico. Que esto supone una ordeyiación es obvio, porque el bautizado no simplemente se convertía en un «cristiano», como normalmente creemos, sino que se convertía en un miembro de un «ordo» particular. Cuando esto se olvida, es fácil hablar de los laicos como -no ordenados- y llegar a la posibilidad de hacer del laico un elemento innecesario o de hacerle la base de todos los «órdenes» como si él no fuese un orden específico”®. Por supuesto, la Iglesia no es una masa amorfa. La dinámica interna es precisamente superar lo informe para darle forma y per­ sonalidad68. La evangelización es sacar a la gente del anonimato, y que pase de “ojlos” (plebe) a “laós” (personas en comunidad). Ser Iglesia implica un movimiento por el cual la plebe se convierte en personas con dignidad propia formando comunidad69. Pero la distinción y diferencia no debe traducirse en desigual­ dad, que unos sean más que otros en poder o dignidad. Hoy nos 66 C. BAZARRA, Crisis de pueblo , en ITHR (1997) 81-104. 67 I. ZIZIOULAS, El ser eclesial, Salamanca, Sígueme, 2003, 229-230. 68 AA. W ., De masa a Pueblo ele Dios, Madrid, PPC, 1982. 69 C. BAZARRA, ¿Qué significa evangelizar al pueblo?, en AA. W ., Evange­ lizar hoy a Venezuela, Caracas, ITER, 1985, 55-68. NAT. GUACIA LVI 1/enero-abril. 2009, 7-64, ISSN: 0470-3790 39

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz