PS_NyG_2003v050n003p0517_0538

ELOGIO DE LA POESÍA: LA POÉTICA, «LUGAR» TEOLÓGICO. 523 poético y teológico, o bien inventar un discurso que integre los «modos» y los «lugares» teológicos naturales de la poesía». Para con­ cluir su reflexión manifestando que el nuevo lenguaje teológico «deberá hablar al mismo tiempo de una manera paraconsciente (como la poesía), supraconsciente (como la vida mística, donde se desvanecen el pensamiento y la palabra) y consciente (como la razón), y a la teología le corresponde probar que es realizable»20. Se establece así una relación entre teología y literatura, en tanto que ésta es, ante todo, expresión de una experiencia viva, aunque sólo sea por medio de la imaginación. Si la teología acierta a ocupar un puesto privilegiado en esta experiencia, ¿no podrá representar por su parte la literatura un lugar teológico esencial en tanto que es capaz de expresar la experiencia cristiana mejor que la teología dialecticista? El problema es de proporciones vastísimas, afirma H. Rousseau, y presenta algunos jalones en esta dirección: H. Urs von Balthasar, con El cristian o B ernanos, es un caso con­ creto de las virtualidades teológicas de la literatura. Pie Duployé, en su ensayo La religión d e Peguy, plantea el problema del «estatu­ to teológico de la literatura». Romano Guardini, en su ensayo El universo religioso d e Dostoyevski, pone de relieve la dificultad de situar en el plano nocional los datos teológicos inmanentes a la for­ mulación novelesca concreta. Charles Moeller y su L iteratura d el siglo xx y cristian ismo es otro caso también 21. Y entre nosotros es preciso constatar el acercamiento de Olegario González de Carde- dal al campo de la poesía, como podemos comprobar en uno de sus últimos libros: Cuatro p o eta s desd e la otra orilla, cuyo signifi­ cativo subtítulo es Prolegómenos p a r a una cristolog ía 22. Es sabido que la literatura ha ejercido, en la cultura de todos los pueblos y de todas las épocas, la función primordial de tradu­ cir simbólicamente las experiencias, más o menos profundas, del individuo humano. «La literatura es la mejor revelación de la vida interior de la humanidad», en expresión de E. Cassirer, donde no es lo abstracto y conceptual, sino lo estético lo que prima. El cono- 20 J.-C. R en a r d , «Poesía, fe y teología», en Concilium, II (1976) 191-192, 196. 21 H. R o u s s ea u , «Posibilidades teológicas de la literatura», en Concilium, II (1976) 164. 22 O. G o n zá lez d e C a r d ed a l , Cuatro poetas desde la otra orilla, Madrid 1996.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz