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EL ORIGEN DEL HOMBRE EN LA MITOLOGÍA BARÍ., 479 la tierra que era concebida como una superficie plana 104. Sería inapro­ piado, en el caso del pueblo barí, hablar de creación del mundo. El conjunto de todas las cosas ya existía desde siempre, pero sin forma, sin orden, sin habitantes, sin luz. Todo era oscuridad y confusión 105. «El mundo, en sus principios, era una masa homogénea y compacta en la que no era discernible forma alguna, se hallaba sin sentido... era homologable al caos»106. La figura que dentro de la mitología barí proporcionó el orden y fundamento al universo fue Sabaséba. Surgió desde el poniente, como viento suave 107. Sin pisar la tierra, trabajó diariamente para ordenar todo, pues viendo en las tinieblas intervino en el mundo y lo transformó. Además se encargó de disponer en el mundo las con­ diciones de habitabilidad, decorándolo con todo cuanto fuera nece­ sario para la vida del barí, desde los componentes geográficos hasta los culturales 108. En resumidas cuentas, lo que intentan los relatos míticos relativos a los orígenes del mundo es «... presentar la figura de Sabaséba como ordenador y transformador de la situación caóti­ ca primordial del cosmos, como la persona que da sentido y orden al mundo y legitima su existencia en la forma actual»109. Dentro del sistema mitológico barí, Sabaséba es quien le otor­ ga a cada realidad su función específica, además de proporcionar el actual orden a la naturaleza. Por eso, el barí se encuentra con un mundo cargado de significado, otorgándole consistencia a su uni­ verso de sentido no. La profunda cohesión interna que proporciona a la comunidad étnica la figura de Sabaséba, logra mantener en vital dinamismo el conjunto de experiencias y conocimientos de las gene­ raciones pasadas. 104 Cf. D. C a s tillo , o . c ., 199-200. 105 Cf. C. H. L o n g , Cosmogony, o. c., 94-100. 106 D. C a s tillo , o . c ., 215. 107 Cf. M. H. K laiman , Masculine Sacrality, en M. E liade (éd.), The Enciclope- dia of Religion , IX, New York-London 1987, 252-258; L. E. S ullivan , Supreme Beings, art. c., 1666-181. 108 Cf. D. C a s tillo , o . c ., 294-296. 109 Ibid., 216. 110 Cf. L. E. S ullivan , Orientation, o. c., 105-108.

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