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476 RAFAEL CASTILLO VELANDIA la mujer le correspondía: mantener limpio el fogón y la vivienda, elaborar productos de artesanía (canastos, esteras, chinchorros, etc.), tejer los vestidos (para el hombre, tarikbá y para la mujer, dukdú- ra), limpiar el conuco, recoger y transportar los alimentos, lavar la ropa, cuidar de los pequeños 90. Los barí utilizaban normalmente los consejos como medio para el aprendizaje. Pero en ciertas situaciones llegaban incluso a emplear el castigo físico con sus hijos. Golpeaban en las nalgas, brazos o cabeza a los niños usando la mano o alguna rama de árbol para ponerlos en orden. La intención de las amonestaciones era hacer que los pequeños fueran tomando conciencia de la seriedad de su cultu­ ra 91. De hecho, la mayoría de las agresiones castigaban los quebran­ tamientos que atentaban contra la propia cultura barí: orinar dentro o junto a la vivienda, faltar el respeto a los mayores, pelear durante la comida, robar o mentir92. Todo el proceso formativo de la vida barí estaba afianzado sobre el aprendizaje de sus tradiciones. Aunque desde muy pronto los padres se encargaban de narrarle a sus hijos su propia herencia cultu­ ral, eran los ancianos (Sag’dóu) los auténticos transmisores e intér­ pretes de las hazañas de sus antepasados primitivos 93 (Saimadoyi). Este papel tan importante en la formación de las futuras generaciones lo representaban los más viejos, porque la cultura oral barí sólo per­ mitía expresar su herencia tribal por medio de relatos. Además eran éstos quienes tenían tanto la fama como la credibilidad para contar lo que con el paso del tiempo conservaban en la memoria 94. El lugar indicado para la transmisión de dichos relatos era el interior del bohío, específicamente, junto al fogón. Por lo general, el momento más apropiado para comenzar la narración era el dedi­ cado a la comida de la mañana. Muestra de la importancia que tenía para los barí la transmisión de sus tradiciones culturales, eran las 90 Cf. ibid, 105. 91 Acerca de las diferentes formas de castigos utilizadas por los barí, cf. D. C as ­ tillo , o. c., 1 0 2 -1 0 3 . 92 Cf. A. R. P o n s, o. c., 44-45. Sobre el tema del pecado y la culpa, cf. A. L a c o c - qu e, Sin and Guilt, o. c., 325-331 • 93 Cf. C. H. L o n g , Ancestors, o. c., 263-270. 94 Cf. D. C a s tillo , o. c ., 143-144.

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