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EL ORIGEN DEL HOMBRE EN LA MITOLOGÍA BARÍ. 511 los basunchimba buenos, en el Barún, no es sino la realización plena y absoluta del proyecto de vida feliz en comunidad, tal como lo han intentado realizar aquí abajo» 285. La manera de vivir los barí en la tierra también se muestra dis­ tinta en el más allá, sobre todo en el tiempo, para realizar sus acti­ vidades. Mientras en la tierra es de día en el Barún es de noche, por eso cuando el barí está trabajando el basunchimba se encuen­ tra descansando. De este modo, no hay una ruptura dramática entre los dos mundos. Muestra de ello, es que en la escatología barí los basunchimba siguen relacionándose con los vivos, pues estos fre­ cuentemente sueñan que sus familiares fallecidos los llevan a las fantásticas regiones del más allá 284. Además, los espíritus de los ancestros tienen la misión de proteger de cualquier mal a los barí que todavía viven, sobre todo luchando contra los espíritus malig­ nos (Daviddú) y los terremotos (Ñankú) 285. Para Mircea Eliade «las creencias... según las cuales los muertos vuelven junto a sus fami­ liares... denotan la esperanza de que en ese momento mítico en que el mundo es aniquelado y creado es posible la abolición del tiempo» 286. Incluso para darle sentido y estabilidad a ciertos fenómenos natu­ rales, la tradición mitológica barí los interpreta a través de la relación existente con los basunchimba. Los ancianos (Sag’dóu) relatan el nacimiento de ciertas especies vegetales de la siguiente manera: «En tiempos primitivos, un basunchimba vino a buscar a su hermano para darle uno de los paseos acostumbrados por las regiones de los sitbayí y de los basunchimba. El hermano vivo tenía mucho interés en conseguir semillas de algunas plantas que no tenían ellos, sino sólo los sitbayí y los basunchimba. Enton­ ces, su hermano basunchimba lo acompañó y le proporcionó muchas semillas de plantas..., que plantó, después, en el conuco para todos los barí que estaban en la tierra... Desde entonces, los barí de aquí abajo tienen muchas plantas que antes no tenían» 287. 283 D . C astillo , o . c., 288. Cf. P. M anchester , Eternity, o. c., 167-171. 284 Cf. J. A. M artin , Religious Experience, o. c., 323-330. 285 Cf. C. H. L o n g , Ancestors, o. c., 263-270. 286 M . E liade , El mito del eterno retomo: arquetipo y repetición, 63- 287 D. C a s tillo , o . c ., 287.

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