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508 RAFAEL CASTILLO VELANDIA este sentido, para el hombre prim itivo el error cometido por algún integrante, tiene repercusiones en la vida de todo el grupo. De esta forma, la solidaridad entre la etnia se patentiza en una co-respon- sabilidad por la falta de un miembro, en este caso un joven ances­ tro 264. En consecuencia, la ruptura d e nivel con lo sagrado presu­ pone para los barí la pérdida de la añorada situación de los orígenes paradisíacos 265. Por eso, cuando los mitos narran la ruptu­ ra de S abaséba y su alejamiento del pueblo barí, no solo pretender dar sentido 266 y estabilidad a la actual insegura situación, sino que contienen una fuerte carga de aspiración y nostalgia por los tiem­ pos de felicidad plena, cuando los barí vivían en estrecha relación con los personajes míticos. 2.3. E scatolo g ia m ítica Para dar significado al profundo interrogante de la situación del hombre después de la muerte, las culturas arcaicas recurren a la concepción mitológica 267. Su religiosidad se afianza en la creencia de un más allá, donde los espíritus de los difuntos (Basunch im ba) continúan existiendo. La muerte no es vista como la aniquilación del individuo en cuanto barí, más bien es la continuación llevada al extremo de la vida comunitaria de su etnia. «Su concepción escato- lógica sobre la existencia de los barí después de la muerte... se pro­ yecta en la creación de todo un sistema interpretativo d el mundo d e los basun ch im ba »26s. En el momento mismo de la muerte, el espíritu (B o sob o kú ) abandona el cuerpo del difunto. Lo hace utilizando los agujeros de la respiración, para luego dirigirse a la región del firmamento donde perviven los b a su n ch im b a (B a rün ) 269 . Para la religiosidad barí, a semejanza de muchas escatologías primitivas, el espíritu del 264 Cf. C. H. L ong , Ancestors, o. c., 263-270. 265 Cf. Id., Cosmogony, o. c., 94-100. 266 Cf. L. E. S ullivan , Orientation, o. c., 105-108. 267 Cf. G. D. A lles , Homo religiosus, o. c., 442-445. 268 D. C astillo , o . c ., 281. Cf. Th. P. van B aaren, Death, o. c., 251-259. 269 Cf. J. W. H eisig , Symbolism, o. c., 198-208.

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