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EL ORIGEN DEL HOMBRE EN LA MITOLOGÍA BARÍ. 497 tiempo primordial de los orígenes, donde ocurrieron las aconteci mientos míticos. La nostalgia d e los orígenes justifica la valoración que tienen los mitos y la intensidad de la vivencia de los espacios sagrados. El hombre religioso necesita vivir en un mundo cargado de significado y con sentido, por eso reconoce los lugares que guar dan las huellas de las actuaciones de los seres sobrenaturales. Para las sociedades arcaicas, afirma Eliade, «la morada se santifica siem pre por el hecho de constituir una imago mundi y de ser el mundo una creación divina»201. Aunque suene absurdo, al hombre no le corresponde la cons trucción de los sitios sagrados. En efecto, lo lleva a cabo, pero lo hace limitándose a copiar los arquetipos manifestados en los tiem pos primigenios, simplemente se limita a repetirlos. «Sin duda, los espacios sagrados por excelencia... se ‘construyen’ siguiendo las prescripciones de los cánones tradicionales. Pero esta ‘construcción’ se funda en última instancia sobre una revelación primordial que ha desvelado in illo tempore el arquetipo del espacio sagrado, arqueti po copiado y repetido desde entonces» 202. En las sociedades arcaicas las casas están entre las construccio nes que necesitan regirse bajo los modelos sagrados. De hecho, las moradas al formar una parte importante de la vida del hombre p r i mitivo están cargadas de simbolismo religioso 203. Las necesidades de construir una estructura duradera y que también proporcione defensa a cualquier fuerza adversa, hacen que este espacio sea algo más que un simple lugar de cobijo. «La habitación no es un objeto, una ‘máquina de residir’: es el universo que el hombre se construye imitando la Creación ejem p lar de los dioses , la cosmogonía. Toda construcción y toda inau guración de una nueva morada equivale en cierto modo a un nuevo comienzo , a una nueva wda»2(A. 201 M. E lia d e , L o sagrado y lo profano, 50. Cf. G. D. A lle s , Homo religiosas, o. c., 442-445. 202 M . E lia d e , Tratado de Historia de las Religiones, 313-314. Cf. B. M o o n , Archetypes, o. c., 379-382. 203 Cf. J. W. H e isig , Symbolism, o. c., 198-208. 204 M. E lia d e , L o sagrado y lo profano, 54.
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