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LAS CONSTITUCIONES DE LOS HERMANOS MENORES CAPUCHINOS... 423 ble una distinta vivencia de la fraternidad civilizada y humanística, estilo tan italiano. Es ésta vivencia de fraternidad una riqueza evan­ gélica que definimos como comunión que debe hacerse extensible a la actual forma de ser solitaria e individualista de nuestra huma­ nidad privada y por ello mismo desconocedora de los valores del hermano y de la familia. Sabemos que comunión y fraternidad no pueden significar reducción de la unidad a la uniformidad. Es un riesgo y una tenta­ ción. Se puede caer en ellos. Por ello habrán de ser tenidos en con­ sideración los dinamismos de la pluralidad y de la diversidad, con­ ceptos genuinos que integran la comunión eclesial y la fraternidad. El carisma franciscano capuchino nació italiano, la reforma alcanta- rina fue española y, al igual y como el catolicismo, ambas reformas desde el inicio se encuentran, expresan y viven en diversos contex­ tos. Se trata de una comunión y una fraternización de personas humanas, de pueblos con diferentes culturas e historias y con diver­ sas situaciones sociales y tradiciones eclesiales. La diversidad es un valor positivo. No es el límite de la unidad; es su riqueza y su con­ tenido. Se descubren en esta unidad pluralidad de historias de fe, de seguimiento de Cristo y de Francisco, de personalidades, de razas, de culturas, de ideologías y utopías. Señalamos y lamentamos que sea un peligro real, hoy, el pro­ veniente de ciertos racionalismos que equiparan las fronteras ecle­ siales o simplemente de Fraternidad a las nacionales, y reconoce­ mos que se da también el peligro de que no se tengan en cuenta las iglesias locales, para nuestro caso las fraternidades. La Fraterni­ dad es plural y variada. Es local y universal. Se ha escrito muy recientemente: «El modelo teológico para en tende r las diferencias eclesiológicas es el modelo trinitario. La Trinidad Santa es la más sublime realización de la un idad en la diversidad. Hay diversidad de personas, pero una sola esencia, conocim iento y amor. La máxima diversidad se expresa en la máxima unidad. Dios es comunión de amor, es amistad y relación de amor» (B. F ernánd ez G arcía , «La espiritualidad de comunión», en CONFER 41 [2002] 814). Y desde hace tiempo se vienen igualmente escribiendo muy bellas y valiosas páginas en torno a los conceptos de adaptación e inculturación.

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