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422 SATURNINO ARA continentes y países. Nos preocupa sospechar, sin embargo, que las mismas razones por las que nuestro carisma envejece en unos países, pueda renacer en otros. ¿No será que un carisma institu­ cionalizado en estructuras de una época anterior no vige ni con­ voca en ciertas sociedades, mientras que todavía mantiene una cierta vigencia —pero profundamente desvitalizada— en otras, aunque por poco tiempo?«. (Leánse los números 32-34). Dice el número 35: «En el ámbito de la misión apreciamos una tendencia fuerte a la inserción en las iglesias particulares. En ellas, especialmente en las Iglesias jóvenes, descubrimos nuestro territorio natural, nuestro suelo patrio. La fuerte tendencia hacia la localización no niega en manera alguna la comunión con la Iglesia global, pero sí critica las formas inadecuadas de entender la catolicidad. Al mismo tiempo, no podemos ocultar las dificultades que se nos presentan cuando nuestros Pastores locales nos piden y exigen ministerios y formas de presencia que no condicen con nuestro talante carismàtico. De hecho, la excesiva parroquialización o integración en estructuras diocesanas ha favorecido en nosotros una cierta pérdida de nuestra condición de consagrados, llamados a ser testigos del Evangelio en situaciones de marginalidad arriesgada, a ser audaces en la profe­ cía, a vivir la pobreza solidaria y cruzar nuevas fronteras». El contenido del amplio texto citado y recomendado lo podrí­ amos resumir en dos concreciones que, de acuerdo con el objetivo que nos hemos propuesto, nos hacen saber que las Constituciones de los Hermanos Menores Capuchinos deben abrirse a nuevos hori­ zontes culturales y que la proyección apostólica del capuchino del futuro debe perder parte de su tendencia excesiva hacia la parro­ quialización o integración en estructuras diocesanas La baja de esta tendencia se está no sólo impulsando desde la visión de ciertos res­ ponsables, sino también alcanzando en algunos lugares y así está permitiendo potenciar la llamada a ser testigos arriesgados del Evangelio en situaciones de marginalización, a cultivar las ciencias sagradas y profanas, a ser más y creativos audaces en la profesión de los votos religiosos, a vivir la pobreza solidaria en austeridad individual y colectiva y a cruzar nuevas fronteras que hacen posi-

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