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420 SATURNINO ARA persona humana desde su nacimiento debe tender a la perfección contando con el otro. En segundo lugar, mediante también la cons­ tatación y reconocimiento de que el carisma o don concedido a una persona o a un grupo de personas debe hacerse partícipe a otros, demostrando así que el mismo es realizable de diversos modos y en formas de ser diferentes, es decir, debe dejarse inculturar, a saber, marcar y señalar por otras formas de vida. El propio carisma, a tono con el Evangelio, debe ejercer un impacto real en los diversos mundos, respetando las legítimas expre­ siones de las realidades vividas. Pero el carisma franciscano capu­ chino, siempre y al igual que el Evangelio, debe criticar y denunciar todo aquello que contradice la generosidad y radicalidad del pro­ grama carismàtico que se presenta como oferta o don del Señor con el fin de poder realizar una distinta y diversa generosa expresión de compromiso o seguimiento del Evangelio. Trazar la carta geográfica de las diversas culturas o modos de ser es tarea compleja. No obstante, podríamos reducir y agrupar estas diversas culturas en tres categorías: • las que vienen caracterizadas por su actitud de apego a los principios y normas que corresponde a un comportamiento tradicional; • las que sufren un influjo fuertemente ideologizado, como pueden ser, de una parte, las ideologías socio-políticas y más concretamente aún el comunismo; y de otra, las condiciona­ das por un comportamiento rigurosamente centralizado por ideas religiosas, como es el caso del Islam; • las que se desarrollan bajo el influjo del progreso técnico- científico: cultura materialista o del consumo. Presentar la diversidad de modos de ser capuchino resulta algo más sencillo, aunque esta diversidad o clasificación pareciera no tener término: europeo y, en Europa, según naciones e inclu­ so regiones; americano, región norte, centro y sur y respectivas nacionalidades; africano en su variedad étnica; asiático y austra­ liano. La peculiaridad de cada uno de estos modos de ser regional, nacional, continental e incluso étnico permite soñar y teorizar, dirán unos; permite programar, diversamente, según otros,y, a juicio de la

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