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LAS CONSTITUCIONES DE LOS HERMANOS MENORES CAPUCHINOS... 467 chinos se pierde y enreda un tanto con el tema de la implantación de la Orden y concesión de la obediencia misionera. De acuerdo con el título de este primer artículo: «Compromiso misionero», parece ser que el texto constitucional haría bien en ofre­ cer unos elementos o pensamientos doctrinal-espirituales que ayu­ daran a realizar el discernimiento de la vocación misionera hoy. Se hace necesario partir del reconocimiento de la venida del Espíritu y luego del descubrimiento de la idoneidad psicológica, de la capaci­ dad intelectual, de la existencia de unas virtudes fundamentales y de la recta intención, cualidades requeridas para que se pueda dar la vocación misionera, pudiendo así concluir en el descubrimiento de la existencia de una auténtica llamada o vocación carismàtica, en conformidad con la idoneidad franciscano capuchina. Se debe agradecer que san Francisco de Asís estuviera con los signos del Espíritu en su tiempo, al recordar al Islam entre los infie­ les necesitados oír la Buena Nueva del Evangelio; pero creo que se puede pedir que este artículo avanzara una presentación de los sarracenos e infieles de nuestro tiempo necesitados de la asistencia de una labor misionera y no sencilla o simplemente apostólica. La programación del empeño de vida apostólica y del compro­ miso misionero de los Hermanos Menores Capuchinos está conteni­ da en los capítulos IX y XII de las Constituciones y con abundancia de expresiones generosas y ricas en modernidad abiertas a una nueva visión eclesiológica. La Orden de los Hermanos Menores Capuchinos reconoce y acepta como tarea propia el ministerio de la evangelización, con­ cepto al que deberá dar más amplia acogida en la versión de nueva evangelización , sabiendo de los cambios de los tiempos. La nueva evangelización es actividad propia de toda la Iglesia. Insistimos, la Orden de Hermanos Menores Capuchinos la asume, de forma particular, en la especificidad de la labor misional, como uno de sus principales objetivos y programaciones de propia misión. Asume como propias diversas actividades apostólicas, no obs­ tante no dejar de ser obras propias la vida de oración y litúrgica, la predicación, la catequesis, la formación de niños, jóvenes y adultos, la atención a los medios de comunicación social, el ecumenismo, el

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