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LAS CONSTITUCIONES DE LOS HERMANOS MENORES CAPUCHINOS... 445 demás estructuras eclesiales descentralizadoras y bien concretamen­ te a los distintos y diversos institutos de vida consagrada, en parti­ cular, a los nuevos movimientos eclesiales, que cuentan con el aprecio y aprobación eclesial. Se podría aceptar como prueba de renovación y actualización un pronunciamiento rotundo por el res­ peto a los seglares, por el empeño de su asociación al propio caris- ma, por una aceptación más generosa de los diversos caminos y por una apuesta por combatir cuanto suene a división o simple falta de valoración eclesial. C a p ítu lo II. — V o c a c ió n y adm isió n a n u e s tr a v id a y f o rm a c ió n d e l o s H e rm a n o s El segundo capítulo de las Constituciones no podrá olvidar que la llamada al seguimiento de Cristo, en conformidad con el carisma o identidad franciscano capuchina, consiste hoy en vivir en un mundo de secularismo y de ateísmo que comienza por reclamar la muerte o no constancia de Dios y termina por hacer del mismo Dios un ser etéreo. Este mismo mundo pide el testimonio de la existen­ cia de Dios sentida como experiencia vivida en clima de mística ver­ tical, pero también horizontal y desde la sensibilidad con la que algunos sectores de nuestra sociedad globalizada reaccionan frente a las necesidades y sufrimientos padecidos por el ser humano y ante el deterioro de la creación. El carisma capuchino es seguimiento de Cristo en experiencia de la existencia de Dios cultivada en grupo o fraternidad. Quizá, por ello, parece que sea necesario un buen conocimiento de la par­ ticular psicología del grupo humano moderno y sus exigencias de maduración o construcción del hombre, paso previo a la madura­ ción espiritual, faceta tan descuidada en un pasado bien inmediato. Aparece también necesaria la valoración de particulares tan sig­ nificativos como la solidaridad, entre nosotros fraternidad, las rela­ ciones interpersonales y tantos otros valores aristocráticos del pri­ mer cristianismo y también del primer franciscanismo que ayuden a superar los tabúes ante el sacerdocio. Habrá que valorar mejor y servir la serie de ideas humanistas que podrían ayudar la rectifica­ ción de una mentalidad anacrónicamente igualitaria que, en la actúa-

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