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LAS CONSTITUCIONES DE LOS HERMANOS MENORES CAPUCHINOS... 417 cindible, que no está puesto a pie de página, sino que forma parte del texto. Por otra parte, la presente publicación o ensayo busca poder ayudar la respuesta al reto que la modernidad presenta a la Iglesia, en general, y, más en concreto, a la vida consagrada capu­ china, a fin que ésta, desde su inserción en la vida real, de forma valorativa y crítica de la cultura moderna, pueda dar pruebas de que, en efecto, sabe integrar los innegables valores que la moderni­ dad comporta consigo y que sabe vivir desde la experiencia del Evangelio y logrando, en su momento, reglamentar con acierto las nuevas y distintas manifestaciones de vida, en respuesta a un viejo y siempre nuevo modo de ser. Gustaría y celebraría no tener razones para poder hacer notar y advertir que la espiritualidad dada por el vigente texto constitucio­ nal deja la impresión de que la vida y la actividad de los capuchi­ nos han sido pensadas y vienen realizadas en situación histórica y cultural que aye^r no se daba y que hoy vivimos con agradecimiento y con esperanza de un mañana no exento de desafiantes interro­ gantes. Distribuyo el ensayo, reflexión o trabajo en tres puntos, con sus respectivos apartados. Primer punto: las Constituciones de los Hermanos Menores Capuchinos y su inculturación. Segundo punto: Los cambios epocales, y tercero: Inculturación globalizada del texto constitucional, más simplemente: espiritualidad actual de la Consti­ tuciones. 1. LAS CONSTITUCIONES DE LOS HERMANOS MENORES CAPUCHINOS Y SU INCULTURACIÓN Sabemos que la palabra cultura, según una vieja acepción, viene identificada con un conjunto de saberes. Una acepción moder­ na identifica la cultura con la manera que un grupo vive y al modo que piensa, siente, se organiza y comparte la vida. También sabemos, tenemos conciencia, de la tendencia segui­ da por algunas escuelas teológicas que consideran primero la adap­ tación y luego la inculturación como fases sucesivas del intento de encarnar el Evangelio en el modo de ser y vivir de los diversos pue­ blos, culturas. Me limito en el presente trabajo a pensar la incultura-

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