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334 ANTONIO LLAMAS VELA sentaciones se escapan de nuestro propio ámbito y nos transportan al mundo de las visiones, donde los símbolos cobran el significado propio, vislumbrados por la suspicacia y la argucia literaria de nues­ tro autor, convencido de su respuesta a los diversos mundos a los que se dirige 8. El simbolismo teriomorfo es aquel referido a los animales 9. Los animales intervienen en la historia humana, pero están siempre bajo el control de Dios. Los animales expresan una fuerza, positiva o negativa, siguiendo un desarrollo hasta la conclusión escatológica 10. El simbolismo antropológico contempla la historia como suceso humano que le conduce a interesarse por el hombre, desde su mani­ festaciones y expresiones. Así, los términos «vida», «vivir», «espíritu», «cuerpo» y «sangre» son elementos que configuran la propia existen­ cia 11. El autor del Apocalipsis habla del rico mundo de las relacio­ nes que ha de poseer el ser humano: el hombre y la mujer, el amor, las bodas, la fecundidad, el parto, el vestido en que se envuelve la personalidad humana, la pasión, la ira. Y también el libro manifiesta la intimidad de la amistad con términos evocadores de experiencias, se habla de cena y de vino. Al mismo tiempo, el hombre tal cual surge en el libro, guía el caballo, combate, vence y es vencido, ins- trumentaliza al otro, mata y se apiada del sufrimiento, escucha el grito del opresor, observa la fatiga y escucha el llanto. El simbolismo cromático aparece como manifestación de la exqui­ sita delicadeza que el autor tiene por los distintos colores 12. La gama de colores suscitan en nosotros los lectores una dimensión cualitativa 8 San Juan no habla explícitamente de su respuesta a tres mundos, el mundo judío, el mundo romano y el mundo griego. Nosotros, al leer la obra, deducimos de manera implícita cómo el autor quiso responder con las visiones, los signos y todos los catálogos literarios que configuran nuestro libro, a una realidad histórica en la que el primitivo cristianismo estaba insertado. 9 U. V anni , L ’Apocalisse, 38-40. 10 El simbolismo no niega la historia, sino que manifiesta la propia historia, tal como san Juan la descubre y refiere, mostrando las connotaciones y los signos en una Iglesia perseguida y en permanente conflicto con los poderes establecidos. El simbolismo es una manera de evocar los signos que configuran el lenguaje. La pro­ pia historia es narrada por san Juan como historia de salvación. 11 U. V anni , L ’Apocalisse, 40-49. 12 Idem, 49-52.

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