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354 ANTONIO LLAMAS VELA adornarse con los ingenios de los demás. Todo está referido a sí misma y todo se consume en ella misma. Tiene en la mano un cáliz de oro, cuyo contenido contradice la belleza y la preciosidad del recipiente, porque está lleno de horro res y de la impureza de su prostitución. El cáliz contiene lo que es propio de su propia vida. Y al mismo tiempo, el «vino» que ella da a beber a las otras naciones es la vida y el modo de vivir a la que ella conduce (Ap 14, 8; 17, 2; 18, 3). Gustar este vino embriaga, por que llega a ser el vino de la ira de Dios (Ap 16, 19) y lleva a la ruina. Este género de vida es horrible e impuro, encuentra la execración de Dios y está opuesto a la santidad de su ser, como indica el apo calíptico (Ap 21, 8.27; 22, 15). La gran ramera tiene escrito su propio nombre en la frente; al contrario de los elegidos que llevan el nombre de Dios y el del Cor dero (Ap 14, 1; 22, 4) y manifiestan así la pertenencia a Dios. El nombre de la ramera es la falsedad opuesta al bien, la mentira opuesta a la claridad de Dios, la blasfemia frente a la bondad, la encarnación de todas las abominaciones y crímenes frente a la mise ricordia y la justicia divina. Este modo de vida es contrario a Dios y el autor añade que la prostituta estaba ebria de la sangre de los santos (Ap 19, 2). San Juan quiere dar a entender que estos santos están referidos a la Igle sia cuyos líderes han sido vejados. Así actualiza un pasaje del Segun do libro de los Reyes (2Re 9, 7), donde el cronista de Israel descri be la herida proporcionada a la casa de Ajab, para vengar la sangre de los siervos del Señor, de la mano de Jezabel. Ahora san Juan quiere librar de la mano de la prostituta a todos los santos y obser va el merecido juicio sobre e lla53. La aparición de la gran prostituta provoca un gran estupor. Los hombres que olvidan a Dios caen estupefactos ante la primera bes tia y su fuerza vital (Ap 13, 3; 17, 8). La perspectiva de la prostituta produce sobre el vidente una profunda impresión, porque esta mujer vestida lujosamente es la viva imagen del mal, aunque sea la menos monstruosa y la menos seductora. Ella representa la vida blasfema e impía, con su fascinación peligrosa y tentadora. Ella es 53 W. J. H arrington , Revelation, 186.
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