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332 ANTONIO LLAMAS VELA representaciones, sumarios que el narrador sigue en la organiza­ ción de su obra). De otra parte, Cristo es la gran promesa cumplida que rompe las coyundas del mal en la historia. Por razón de su contenido, el último libro de la revelación escrita es el culmen de la Biblia. El autor trata de exponer cómo en Cristo y en la Iglesia se han cum­ plido las palabras proféticas del Antiguo Testamento y cómo en los acontecimientos finales la lucha entre los poderes del mundo son una realidad acontecida tanto en las profecías veterotestamentarias, como en las Palabras de Cristo, el Señor Resucitado que ha vencido a la muerte y revela su propio designio al Vidente4. San Juan observa las fuerzas hostiles a Dios encarnadas en el mundo, a las que se enfrenta de manera radical el Cordero, capaz de abrir los sellos de la historia (Ap 5), como Señor victorioso de todo el mal (Ap 19, 11-16). El Apocalipsis contempla a Jesucristo, bajo distintos nombres y atributos divinos, sirviéndose de símbolos y representaciones de la propia historia. Estas visiones que san Juan contempla son celestes. Las visiones son formas de interpretar la realidad, para circunscribirse en el mundo de la imagen, de los códi­ gos literarios, presentes en nuestro libro. Estos códigos expresados de manera literaria y en forma de símbolos hemos de descifrarlos, para llegar a ser sujetos interpretantes de toda la imaginería que se desarrolla en el libro. El autor del Apocalipsis se ha servido de algunas representa­ ciones e imágenes literarias, cuadros literarios, para configurar una narración con tonos escatológicos. Así surge la historia, donde hombres y monstruos, fieras y fuerzas poderosas impiden al hom­ bre la libertad y el ejercicio pleno de la fe. La Iglesia vive la per­ secución y como consecuencia sufre el martirio. Las fuerzas anta­ gónicas de la bondad se oponen con toda su vehemencia a Dios. Los símbolos son la manera peculiar de expresarse del autor. Los símbolos encierran un denso mensaje teológico. El que los sím­ bolos tengan su función en nuestro libro, no quiere decir que perte­ nezcan al mundo de las ideas y de la abstracción, sino que están en 4 D. M uñoz L eón , E lReinado de D iosy de su Cristo. Estudio derásico d elApo­ calipsis de San Juan, Madrid 1997, 5.

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