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SAN FRANCISCO DE ASÍS Y EL FRANCISCANISIMO EN LA MÚSICA 241 -Así que los pocos días que faltaban para su tránsito los empleó en la alabanza, animando a sus amadísimos compañe­ ros a alabar con él a Cristo... Invitaba también a todas las cria­ turas a alabar a Dios, y con unas estrofas que había compuesto anteriormente él las exhortaba a amar a Dios. Aún a la muerte misma, terrible y antipática para todos, exhortaba a la alaban­ za, y saliendo con gozo a su encuentro, la invitaba a hospedarse en su casa»9. El Espejo de Perfección, que nos ha trasmitido el texto íntegro del Cántico, nos cuenta que dos años antes de morir (sería entonces en 1224, ya que el santo muere en 1226) san Francisco se encontraba en una choza de cañas cerca de san Damian, casi ciego, aquejado de fie­ bres y atormentado por una plaga de ratones que no le dejaban en paz. En medio de estos sufrimientos tiene una visión que le reconforta y es cuando Francisco comienza a entonar las alabanzas del Cántico. La composición del Cántico no se realizó de una sola vez. Pri­ mero compuso las primeras alabanzas referidas al hermano sol y las estrellas. Posteriormente, en julio de 1226, añadió la estrofa sobre la paz (versos 10-11) con motivo de la lucha que se originó entre el podestá Bernardi y el obispo de Asís Guido II. Más tarde, a comien­ zos de octubre de 1226, y cuando se siente morir, dicta la estrofa sobre la muerte (versos 12-13). Las circunstancias sobre la composi­ ción del Cántico aparecen en las biografías de san Buenaventura y de Celano, así como en otros escritos como El Espejo de Perfección y la Leyenda de Perusa. Como el Cántico estaba destinado a las gentes sencillas del pueblo está escrito en el balbuciente romance italiano de Umbría y es, por tanto, uno de los primeros documentos del dialecto umbro y de la naciente literatur italiana. San Francisco no compuso de su puño y letra el Cántico (estaba enfermo y ciego en sus últimos años), sino que lo mandó escribir a sus hermanos frailes. Normal­ mente hablaba, conversaba y predicaba en su dialecto materno de la Umbría y dictaba sus escritos a los frailes más diestros en el mane­ jo de la pluma, que luego los pasaban al latín. 9 Tomás de C elan o , Vida Segunda, cap. CLXIII, 117, en: San Francisco de Asís. Escritos, Biografías, Documentos de la época, o. c., pp. 354-355.

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