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290 JOSÉ M. GARCÍA LABORDA la profunda religiosidad de san Francisco y en sus textos, por los que el compositor siente una especial atracción, especialmene por el Cántico de las Criaturas. Es a raíz de su estancia en Italia y de su confrontación con las técnicas de la vanguardia, especialmente con el dodecafonismo y el serialismo, (aunque no se reconocen aspectos seriales ni dodecafóni- cos en la composición que nos ocupa, sino solamente una plasmación atonal libre) cuando A. G. Abril decide buscar su propio estilo musical más orientado hacia la tonalidad y hacia lo melódico, aspectos que a partir de entonces definirán el carácter de su música. En medio de esta tensión ética y estética entre la vanguardia y la tradición surge el Cán­ tico, que fue terminada en Madrid el 20 de diciembre de 1964. Estructura de la composición. Relación texto y música Como la obra funciona como una gran Cantata para coro y orquesta con cuarteto de solistas, el texto representa el nexo for­ mal para el entramado de la composición, por lo que todas las melodías están integradas en la textura coral de la obra, mientras los interludios orquestales aportan una mayor flexibilidad rítmica en ostinatos. Es decir, la música sirve al texto que la inspira, y todas sus características técnicas y estilísticas están al servicio y surgen de la potención expresiva y poética del mismo, sin limitar las posi­ bilidades tímbricas y de tensión que la música aporta a través de una mayor o menor disonancia en los planos armónicos. Hay que señalar, por otra parte, que la orquesta no intenta una mera des­ cripción de los contenidos del texto sino prestar su propia interpre­ tación a las sugerencias del mismo. El texto está tratado de forma sencilla y casi siempre en textura homófona con valores largos y en estilo preferentemente recitativo, con notas repetidas que desem­ bocan preferentemente en intervalos de segundas y terceras (el ideal de la polifonía clásica), con un acompañamiento orquestal muy reducido para no encubrir el valor semántico de los versos. El cuarteto vocal no tiene otra función específica que alternar en algu­ nos versos con el coro, reduciendo la textura vocal del mismo y asumiendo los versos 5, 6 y parte del 7 del Poema (también repite hacia el final de la obra los cuatro primeros versos que antes había interpretado el coro).

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