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264 JOSÉ M. GARCÍA LABORDA ción organística trasmitida por sus progenitores, escribió mucha música para coro y orquesta de gran inspiración religiosa. Foerster ha dejado una enorme producción de más de 190 obras, que abarca música coral (la más interpretada), música sinfónica y varias óperas. Su atracción hacia el misticismo franciscano ha quedado plasmada en dos sentidas obras: una Misa en h on or d e San F ran cisco d e Asís (1925), para coro y órgano, y especialmente su cantata Pisen bratra slun ce (C án tico a l herm an o Sol de san Francisco de Asís), para barí­ tono, coro masculino y órgano, op. 173, de 1943, orquestada en 1944. Esta obra, de unos doce minutos de duración en su versión de órgano, da un gran protagonismo al texto parafraseado por el barítono en un estilo de sencillo recitativo de carácter impresionista, que va alternando con el coro en momentos de gran solemnidad religiosa y profundo lirismo, sin traspasar nunca el ambiente de la mística y sencilla alabanza que refleja el texto. Esta música nos tras­ mite la profunda religiosidad de su autor, ajeno a toda manifesta­ ción de un arte formalista vacío de contenido y expresividad en un momento en que comenzaban a aflorar las nuevas vanguardias. No muy conocida entre nosotros es la obra del organista, direc­ tor y compositor francés Gabriel Piemé (1863-1937), muy influido por la visión religiosa y organística de César Frank, a quien sucedió como organista en la iglesia de Santa Clotilde en París. Desde esta perspec­ tiva se comprende su interés por la música religiosa, que quedó plas­ mada en la obra orquestal de inspiración franciscana titulada La croi­ sa d e des enfants, St F ran çois d ’Assise, Paysages fran cisca in s (1920), compuesta después de un viaje a la Umbria italiana y a los lugares franciscanos. Anteriormente Piemé había compuesto la obra coral St. François dAssisi en 1912. A causa de esta obra precisamente se desa­ nimó Ravel a realizar un proyecto semejante sobre san Francisco de Asís tomado de las Fioretti d i San Francesco, en la que estaba traba­ jando en los años de 1909-1910. Amigos de Ravel mencionan este proyecto y el mismo Manuel de Falla comenta que el final de Ma m ere l ’Oye procede de los bosquejos para Saint François de'A ssisi25. Este proyecto fue abandonado al enterarse Ravel de que Piemé esta- 25 No se conserva manuscrito alguno de esta obra (véase Theo H ir sbr u n n er , Maurice Ravel. Vida y obra, Ed. Alianza, Madrid 1993, p. 171).

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