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SAN FRANCISCO DE ASÍS Y EL FRANCISCANISIMO EN LA MÚSICA 255 su juventud. Ya en 1823, cuando Liszt cuenta doce años de edad, visita con su padre el convento franciscano de Pest, adonde acuden para realizar una visita al antiguo amigo Joseph Wagner, que luego se convertiría en fray Juan de Capistrano. Como fruto de ésta y otras visitas que realiza a este convento, Liszt escribirá, en 1848, una Misa a cuatro voces y órgano, dedicada al P. Joseph Albach, guardián del convento. En 1856 Liszt vuelve a visitar a los franciscanos y solicita, el 8 de septiembre, entrar en la Orden como «confrater seraphicus», primer grado de la jerarquía franciscana, que le permitía vestir el hábito franciscano y ser enterrado con él. Como más tarde escribiría a la princesa Wittgenstein: Mis viejas relacion es con este convento no h an dism inu ido con los añ os y los fran ciscan o s me han recibi­ do com o a uno d e ellos». Por fin, el 11 de abril de 1858, Liszt ingresa en la Tercera Orden franciscana de seglares y se convierte en terciario franciscano, algo que al menos le permitía seguir con sus numerosos compromisos como músico y no abandonar a su familia. Una experiencia religiosa fundamental para su vida espiritual y franciscana proviene también de los primeros años de su juventud. En 1834, cuando Liszt tiene veintitrés años, cae en sus manos el libro del sacerdote católico Félicité-Robert Lamennais Paroles d'un cro- yant, que causa un fuerte impacto en el entorno religioso francés y que deja entusiasmado a Liszt. Este libro es una crítica al poder tem­ poral y espiritual de la Iglesia en defensa de los ideales de pobreza y humildad y de vuelta al evangelio en su más estricta observancia y pureza. Y éstos eran precisamente los ideales que san Francisco había defendido siempre y que inculcaba a sus frailes. Todos estos sentimientos y acercamientos místicos culminan en 1862, cuando Liszt se retira en Roma y comienza a componer diver­ sas obras sacras, entre ellas el C án tico d e l Sol d i San F ran cesco d'Assisi, para solista, coro masculino, órgano y orquesta, revisada más tarde en 1880. Este gran oratorio pone música al Cántico d e las Creaturas de san Francisco. En 1863 Liszt se retira al monasterio de Madonna del Rosario, en el monte Mario, entonces a las afueras de Roma. Allí el composi­ tor vive una vida monástica de recogimiento y misticismo, muy cer­ cana a los ideales de acercamiento a la naturaleza que perseguían los franciscanos: «Voy a in ten tar d e una vez p o r todas vivir d e un

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