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196 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ pia etnia, esto les lleva a mostrarse muy celosos ante otros grupos sociales, a la vez que actúan de manera totalmente independiente de todo lo que ocurre fuera de su realidad propia. Al mismo tiempo que se produce el encuentro entre misioneros y barí en su entorno natural, se va viendo la necesidad de respetar sus tradiciones, hecho que se ve fortalecido por la misma convivencia, compartiendo sus mismas alegrías y necesidades. Su fuerte sentido comunitario facilita enormemente el trabajo a los misioneros, puesto que sus costumbres están en perfecta sinto nía con el mensaje que se les quiere comunicar. Desde este primer momento, los misioneros sirven también de freno para aquellos que quieren beneficiarse de sus bienes, representándolos y defendién dolos también en el mundo exterior. 3. EL MUNDO BARÍ Los españoles, que en 1772 tuvieron el primer encuentro pací fico con los barí, resaltan de ellos una serie de valores identificati- vos. El tesorero de Maracaibo, D. Sebastián José Guillén, los descri be en estos términos: «Es uno de los inviolables atributos entre ellos la religiosidad de la verdad, abominando con tedio la mentira. Repu tan por delito capital el hurto y francamente ofrecen al necesitado lo que pide. Mantienen entre sí una recíproca sociabilidad y, según se averiguan, trabajan y cultivan sus haciendas de comunidad y semejantemente exigen de ellas lo que cada uno necesita para el diario alimento de sus familias. Procuran siempre Vivir exercitados en el trabajo y cultivo de sus labranzas unos, y otros se emplean en la caza, y las hembras siguen algunas los maridos y las más cuidando sus alojamientos y tiernos párvulos, los barren y asean con esmero, conducen la provisión de agua y frutas silvestres, y disponiendo la vianda del día, ocupan el resto de él en hilar hilo de algodón y pita y texer mantas para cober teras de su honestidad y la de los varones, sacar cocuisa y pita y tor cerla para texer chinchorros de dormir, hacer cuerdas de arcos. No viven sujetos a superior que los domine, y según lo que pude examinar, sólo observan una fraternal unión procediendo en todo de unánime conformidad y sólo hay entre ellos algunos a quienes pres-
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