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178 JOAQUÍN ESTEBAN ORTEGA su radical etimológico la «Um-gebung» husserliana (es decir), aquello que inmediatamente me circunda en la vida natural»5, para Julián Marías el concepto genuino de Umwelt, entendido como «mundo entorno» deja fuera otras posibles realidades que aunque sean intra- mundanas no son «mundo», e incluso las extramundanas. Por eso, la circunstancia orteguiana, que es identificada con «lo en torno» deja abierta cualquier orientación del yo al mundo, entendido éste en sen­ tido amplio. Y, en concreto, la relación Ich-Umwelt husserliana nada tiene que ver con Ortega debido a su carácter intencional y no real, ya que tras la epokbé, el resultado es la conciencia pura y no la con­ ciencia ejecutiva que se interrelaciona con el mundo»6. Esta división de pareceres sobre la procedencia del concepto nos introduce de lleno en la pregunta que nos anima: ¿Qué es la circunstancia para Ortega y qué supone en su relación con el mundo? A nuestro modo de ver, Ortega con este concepto lo que realiza es una tarea de situación. El hombre, para sentirse orientado y equilibrado, y recordemos que esa es la tarea de la metafísica orte­ guiana, necesita tener delimitados los contornos, es decir, saber a qué atenerse. Por ello, al habernos abierto a la circunstancia nos introducimos en la inmensa perspectiva del mundo en su dimen­ sión de sentido más amplia. No sólo en la concreción física y geo­ gráfica de encontrarme en la sierra de Guadarrama, que es prima­ riamente radical, sino también en la actitud de «estar en» como el constitutivo inmaterial del que forma parte la otra mitad de mi per­ sona 1. De este modo, desde la identificación de mundo y circuns­ tancia se produce una ampliación semántica en el concepto orte- guiano de mundo. Y es que la inmediata relación del yo, bien sea desde el nivel intramental que conserva, o bien desde el extramen- tal al que trasciende, siempre es con el mundo, es decir, con la cir­ cunstancia. Tal y como se expresa Ortega: «Existo yo con mi mundo y en mí mundo - y yo consisto en ocuparme con ese mi mundo, en verlo, imaginarlo, pensarlo, amarlo, odiarlo, estar triste o alegre en él y por él, moverme en él, transformarlo o sufrirlo. Nada de esto 5 P. C erezo G alán , La voluntad de aventura, Barcelona, Ariel, 1984, p. 226. 6 J. M arías , Ortega. Circunstancia y vocación, Madrid, Alianza, 1984, 2.a ed., pp. 360-336. 7 Cf. OC, XII, pp. 58-60.

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