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VIDA Y VERDAD EN ORTEGA Y GASSET 189 la alétheia. Las cosas se nos presentan encubiertas y ocultando su desnudez, de ahí que la «pura iluminación subitánea que caracteriza a la verdad, tiénela esta sólo en el instante de su descubrimiento. Por esto su nombre griego, aletheia... es decir, descubrimiento, reve lación, propiamente desvelación, quitar un velo o cubridor»40. De esta forma la desnudez de las cosas, su verdad, se nos manifiesta tras eliminar estos velos encubridores, o dicho de otro modo, elimi nando la costra de prejuicios con que se oculta la esencia última de la realidad. Y es por esto por lo que el desvelamiento y la revela ción de la verdad pasa por la actividad del hombre. Habrá que poner la realidad boca abajo para que lo latente se haga presencia poniendo en la luz lo profundo. Ésta es la labor del filósofo, la labor de esfuerzo sobreañadido. El hombre precisa construir su propia vida desde el esfuerzo de su pensamiento y, en este sentido, la perspectiva intelectual encarnada en el concepto es lo que da fundamento a la tarea de desvelación de lo latente y oculto. «El concepto —nos dice Orte ga— es el órgano normal de la profundidad»41, y es el mecanismo de esfuerzo sobreañadido propio del pensamiento que usa el hom bre meditador, frente al sensual, para acceder a la verdad de las cosas en su desnudez. Sin embargo, a su vez, en oposición a la cul tura impresionista que es discontinua, el concepto es quien crea la auténtica cultura como respuesta a la necesidad intrínsecamente humana de construirse a sí misma. No obstante no podemos olvidar que para Ortega «toda labor de cultura es una interpretación-escla recimiento, explicación o exégesis —de la vida, (ya que ) la vida es el texto eterno»42. Con esto tenemos que la expansión del concepto en la cultura deviene en interpretación de la vida, por lo que podrí amos decir que el esfuerzo conceptual sobreañadido que se le exige al hombre para desvelar la verdadera realidad pasa también por una hermenéutica vital. Esto es así debido a que, como dice J. Marías, «toda elaboración de la vida es interpretación»43. 40 OC, I, pp. 335, 336. 41 OC, I, p. 350. 42 OC, I, p. 350. 43 J. M arías , comentario a J. Ortega y Gasset, Meditaciones delQuijote, Madrid, Cátedra, 1984, nota 86, p. 159-
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