PS_NyG_2003v050n001p0175_0192
VIDA Y VERDAD EN ORTEGA Y GASSET 185 una misma constitución sentimental, un mismo régimen afectivo. Cuando ante un cuadro del Greco experimentamos la misma certi dumbre, averiguamos nuestra identidad radical»26. Como vemos, esta comunidad sentimental en el reconocimiento de la verosimilitud no proviene del análisis, sino de la vinculación vital de la obra de arte y del hombre, de ahí su inabarcabilidad. Y al mismo tiempo tampo co puede extraerse a partir de la pequeña porción de lo desconoci do que acota la certidumbre científica. Nos situamos en un camino que Ortega comienza a trazar en 1909 y que se irá concretando sobre todo a partir de Adán en e l Paraíso (1919) y M editaciones del Quijote (1914). A nuestro modo de ver, la clave fundamental de A dán en e l Paraíso resulta ser el encuentro con la vida explícitamente formula do. «Adán en el Paraíso —nos dice— es la pura y simple vida, es el débil soporte del problema infinito de la vida», y de este modo, se nos continúa diciendo «esto es el hombre: el problema de la vida »11. Esto, sin duda, obedece a un cambio profundo en los fundamentos de la filosofía. Ortega, ahora, se separa del objetivismo inicial en el que la referencia a la verdad se encontraba en el modo de entender la realidad como «cosa» inamovible y enfrentada (Gegenstand). El cerco neokantiano de Renán , que limitaba la vital revolución filosó fica de Ortega, se abre para dar paso a una concepción distinta de la realidad: una realidad axiológica. «Las cosas no son sino valores »28, nos dice Ortega. Y el que las cosas sean valores nos hace caer en la cuenta de varios presupuestos: primero, que la realidad, la vida misma, que es «texto eterno»29, está sujeta a una relación permanen te de interpretación; segundo, lo anterior supone que las cosas nos implican en su ser desde los distintos puntos de vista en que acon tecen, algo que antes parecía impensable; tercero, que estos puntos de vista pueden darse gracias a que la realidad radical que es la vida no se nos presenta aislada sino situada en una circunstancia espa cio-temporal; y cuarto, que este concepto de situación, síntesis de la 26 OC, I, p. 458. 27 OC, I, p. 480. 28 OC, I, p. 475. 29 OC, I, p. 357.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz