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SALMOS DE VÍSPERAS DE LA I SEMANA 119 sacramentos a poner su esperanza en el hombre, cuyo corazón no pueden ver... ¿Qué cosa es decir: lo que yo doy es santo, sino pon en mí tu esperanza?» (I, 135). «Los dones de Dios llegan a los que los reciben con fe, aunque sea tal aquel por quien se reciben, cual fue Judas Iscariote» (I, 138). «‘El Señor está en su templo santo’. Esto es lo que dice el Após­ tol: E l templo de Dios ; que sois vosotros, es santo; todo el que lo vio­ lare será aniquilado p o r Dios» (ICor 3,17). «Quien desgarra la uni­ dad, profana el templo de Dios, porque no está unido a la cabeza... Todo el que, basado en su preeminencia, se aparta de la sociedad católica, profana este templo» (I, 138). «Sus ojos miran alpobre ; porque el pobre se entregó en manos de aquel que fue hecho refugio del pobre» (I, 139). «El que ama la iniquidad, odia a su alma; es decir, el amador de la iniquidad no perjudica a aquel que cree en Dios y no pone su esperanza en el hombre, sino únicamente a su alma» (I, 140). «Pluet superpeccatores laqueos»: [«hará llover sobre los malva­ dos...»] Por ‘nubes’ se entienden los profetas buenos y malos, con efectos contrarios. «Por la misma nube de la Escritura, y en virtud del mérito propio de cada uno, se da la lluvia de la fertilidad al justo, y la lluvia de las insidias o de los lazos al pecador» (I, 141). «Ascuasy azufre, les tocará en suerte un viento huracanado»: «Éste es el castigo y fin de aquellos por quienes se blasfema del nombre de Dios, de suerte que en primer lugar son devastados con el fuego de sus deseos (cupiditatum suarum igne); a continuación son arrojados de la congregación de los bienaventurados por el hedor de sus malas obras (malorum opemm putore), y, por último, arrebatados y sumergidos, expían con penas indecibles (ineffabiles poenas)»(\, 141). SALMO 14 También este salmo lo atribuye el TM a David; la BJer lo titula: «El huésped de Y a h v é En la edición litúrgica lo encabeza la pre­ gunta «¿Quién esjusto ante el Señor?», que en la edición latina suena así: «Quis dignus coram Domino?».

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