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118 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL GONZÁLEZ 4. C om en ta rio d e S an A gustín «Me parece que [este salmo] debe ser cantado contra los here­ jes fadversus haereticos canendusj» 6 (I, 129). Estos herejes son los que exageran los pecados de los miembros de la Iglesia, presentán­ dose ellos como justos, y aconsejan al justo que se pase a su secta, que son los buenos: ‘transmigra in montes sicut passer’. ‘Monte’, en singular, es Cristo; ‘montes’, en plural, los herejes: «Tengo un solo monte en el cual confío, ¿por qué me decís que pase a vosotros, como si hubiera muchos Cristos». «Los malvados tensan e l arco , ajustan las saetas a la cuerda...». La Sagrada Escritura «interpretada camalmente por ellos [los herejes], les sirve para lanzar de allí sentencias venenosas» (I, 130); tratan de confundirnos basándose «en la autoridad de la Escritura». Como en la traducción latina que maneja Agustín, el texto dice «ut sagittent in obscura luna rectos corde», hace una divaga­ ción acerca del sentido simbólico de la luna: «La luna alegórica­ mente simboliza a la Iglesia, porque la Iglesia brilla por lo que atañe a su parte espiritual y está oscura por lo que toca a su parte carnal... Pero también la luna representa a la Iglesia, porque no tiene luz propia, sino que la recibe del Hijo unigénito de Dios, el cual en muchos lugares de la Escritura alegóricamente es llamado sol» (I, 132s.) 7. «Para asaetear en la luna oscura a los rectos... [ ‘p a ra disparar en la sombra contra los buenos’]»: imagen de los perseguidores en la época de los mártires o de los pecadores de la misma Iglesia que la oscurecen y de eso toman pie los herejes para atacar a los débiles. En todo caso, < confío en e l S eñor’y no doy oídos a los que dicen a mi alma: \vuela como pá ja ro a los m ontes’. Pero «no confían en el Señor quienes dicen ahora [los donatis- tas] que los sacramentos son santos si se administran por hombres santos... Así, pues, éstos [los herejes] obligan a los que reciben los 6 Obras de S an A gustín , X IX . Enarraciones sobre los Salmos (I), BAC 235, 1964. 7 Al final del comentario Agustín acepta que por ‘luna’ aquí se pueda enten­ der la Sinagoga: «Cuando los pecadores quieren asaetear a los rectos de corazón, es decir, a los que hubieran creído en Cristo, en la oscura luna, se entiende, sin ser un absurdo, en la sinagoga, llena de pecadores» (142s.).

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