PS_NyG_2003v050n001p0111_0172

164 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL GONZÁLEZ salen las palabras de la boca de un hombre solo, para que entenda­ mos que la cabeza y el cuerpo están constituidos en unidad de inte­ gridad y que no pueden separarse uno de otro» (I, 760). En e l día aciago , «in d ie mala-: «Se presentará el día aciago; vendrá, quieras o no; llegará el día del juicio, día malo si no hubie­ ses atendido al pobre y al necesitado. Lo que ahora no quieres creer se hará patente al fin... Se te invita a creer lo que no ves, para que no te ruborices cuando lo vieres. Luego atiende al necesitado y al pobre, es decir, a Cristo. Observa las riquezas que se hallan ocultas en él a pesar de verle pobre» (I, 763). Y no lo entrega a la saña de sus enemigos :•«Este enemigo es el diablo. Cuando alguno oiga estas palabras, no entienda que se trata de su enemigo el hombre. Quizás pensaba ya en su vecino, en aquel con quien pleiteaba, en aquel que pretendía despojarle de la here­ dad, en aquel que intentaba obligarle a que le vendiese su casa. No penséis en éstos» (I, 766). E l Señor lo sostendrá en e l lecho d el dolor: «El lecho del dolor es la flaqueza de la carne. No digas: No puedo contener, soportar y refrenar mi carne. Serás ayudado para que puedas. El Señor te dará fuerzas en el lecho de tu dolor» (I, 768). Yo d ije: \Señor, ten m isericordia , sánam e, po rqu e he pecado contra t i’: «No digo: acuso a la suerte de mis obras y de mis peca­ dos; no digo: esto fue debido al hado; no digo: me hizo adúltero Venus, ladrón Marte y avaro Saturno» (I, 770). Cristo dijo esto, pero «lo dijo por sus miembros; porque la voz de sus miembros es su voz, así como la voz de nuestra cabeza es nuestra voz» (I, 771). Se acostópara no levantarse: «¿Por qué durmió? Adán era figura del que había de venir, y Adán se durmió cuando de su costado fue formada Eva. Adán era figura de Cristo, y Eva, figura de la Iglesia; de aquí que fue llamada madre de los vivientes. ¿Cuándo fue formada Eva? Durmiendo Adán. ¿Cuándo brotaron los sacramentos de la Igle­ sia del costado de Cristo? Cuando dormía en la cruz» (I, 775). H az que p u eda levantarm e, «resuscita me-: «No penséis que es menos poderoso el Hijo que el Padre porque dijo: Resucítame, como si él no hubiera podido resucitarse. Debemos tener en cuen­ ta que resucitó lo que podía morir; es decir, la carne que murió, esa misma resucitó. Con todo, para que no penséis que Dios,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz