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158 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL GONZÁLEZ Dichoso e l que está absuelto de su culpa ...: «Lo primero que debes reconocer es que te conozcas pecador. De esta inteligencia se deriva que, al comenzar a obrar bien por la fe mediante el amor, no lo atribuyas a tus fuerzas, sino a la gracia de Dios» (I, 397). La biena­ venturanza no va dirigida a «aquellos en quienes no ha sido hallado pecado, sino en quienes se borró el pecado. Fueron cubiertos, fue­ ron tapados, fueron abolidos. Si cubre Dios los pecados, no quiere advertir; si no quiere advertir, no quiere considerar; si no quiere con­ siderar, no quiere castigar; si no quiere castigar, no quiere recono­ cer, prefiere perdonar» (I, 398). Mientras callé se consumían mis huesos...: «Entended que, si hubiera manifestado sus pecados y hubiera callado sus méritos, se hubieran rejuvenecido sus huesos, es decir, sus virtudes; se hubiera fortificado en el Señor, porque en sí mismo se hallaba debilitado. Pero... quiso ser fuerte en sí mismo, se hizo débil y se envejecieron sus huesos. Permaneció en lo viejo el que no quiso, confesando, amar lo nuevo... No quiere humillarse con la confesión de su iniqui­ dad; será humillado con el peso de la mano de Dios» (I, 403-404). Confesaré a l Señor mi cu lpa ...: «Muchos confiesan su iniqui­ dad, pero se la achacan al mismo Señor Dios, pues cuando se encuentran envueltos en pecados dicen: Dios lo quiere... Pero inclu­ so quienes no lo dicen, ¿qué otra cosa dicen cuando dicen: Me hizo obrar así el hado, ha sido mi estrella?... [Pero fren te a este racioci­ nio exculpatorio hay que responder] Dios me creó con libre albe­ drío; si pequé, pequé yo, de modo que no sólo confesaré mi iniqui­ dad al Señor, sino que además, confesaré contra mí, no contra el Señor» (405-407). La crecida de las aguas caudalosas no lo alcanzará ...: «Las muchas aguas son las diversas doctrinas. La doctrina de Dios es una; no muchas aguas, sino una sola, ya sea la del sacramento del bau­ tismo o ya la de la doctrina de salud (sive sacramenti baptismi, sive doctrinae salutaris)... Otras muchas aguas, otras muchas doctrinas infestan las almas de los hombres... Una doctrina es: ‘el hado (Fatum) obró en mí’; otra: ‘el acaso (Casus) me arrastró’; ‘la suerte me empujó’... En este diluvio de abundantes aguas no se acercan a Dios... fSin embatgo] esta agua de la confesión de los pecados, esta agua de la humillación del corazón, esta agua de la vida de salud (vitae salutaris), que se considera despreciable a sí misma, que no

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