PS_NyG_2003v050n001p0111_0172

156 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL GONZÁLEZ no que debemos seguir ( ‘in via qua grad ieris’) . Kraus cree que «estas palabras [v. 8], por su contenido, no pudieron ser pronuncia­ das sino por Yahvé» (I, 561; cf. 566: «deben entenderse como las palabras de una sentencia divina, citada en el cántico de acción de gracias») 3Ó. La referencia simbólica procede de la doma de caballos y mulos. En la estrofa 6 se plantea la enseñanza sapiencial acerca de la retribución: al malo le va mal ( ‘multi dolores im p i i al justo, o sea, al que confía en el Señor ( ‘sperantem in D o m in o ‘la misericordia Chesed’) lo rodea’ Cmisericordia c irc u n d a b a Antes, en el v. 7, el pecador perdonado se refería también a este abrazo de la gracia: «me rodeas de cantos de liberación» ( exsultationibus salutis circum- dabis m e’). Estrofa 7: Invitación a la alegría por el perdón alcanzado; invi­ tación a los justos y a los rectos de corazón ( ‘iusti’, ‘recti corde’) ; invitación hecha con tres verbos que denotan una profunda alegría: alegraos, gozad, aclamadlo: ‘laetam ini’, \exsultate<gloriam ini>. En las parábolas de Le 15 sobresale también el clima de alegría por el pecador perdonado. Los rugidos del v. 3 se tornan aquí, después del perdón y para celebrarlo, en aclamaciones gozosas. 3. L ectura cristiana - a ctualización San Pablo en la carta a los Romanos 4, 7-8 cita los dos prime­ ros versículos de este salmo en el contexto de su exposición sobre la justificación por la fe. La sentencia que encabeza el salmo es el versículo anterior que hace de introducción a la cita del salmo: «David llama dichoso a l hombre a quien Dios otorga la justifica­ ción prescindiendo de sus obras». Y siguen los versículos 1-2 del salmo 31. «El perdón no se ha concedido por buena conducta, por 36 En el mismo sentido Schókel-Carniti: acerca de los w . 8-9, «me he inclina­ do a ponerlos en boca del Señor... Suponemos que habla el Señor respondiendo al orante: le asegura la protección y lo amonesta con sus instrucciones* (I, 500-501). A. Weiser, por el contrario, atribuye los versos al salmista mismo a modo de una ‘ins­ tructiva exhortación’ dirigida a «la comunidad de los fieles, a los cuales quisiera aho­ rrar la amarga experiencia de su propia lucha- (I, 298).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz