PS_NyG_2003v050n001p0111_0172
154 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL GONZÁLEZ A modo de valoración global, A. Weiser dice: «en el realismo de la descripción, que hace sentir qué cosa es la conciencia, está la cualidad específica del salmo y su valor permanente» (I, 294). 2. A nálisis literario - exegético En la edición litúrgica el salmo consta de ocho estrofas. Estrofa 1 (w. 1-2): a modo de prólogo expresa la bienaventu ranza del perdón 33 mediante los tres verbos que acabamos de exa minar (rem issa est iniquitas; obtectum estpeccatum ; non imputa- v it delictum ), que con diferentes matices quieren subrayar el realismo y verdad del perdón otorgado por Dios. En la edición cas tellana, sin embargo, falta el v. 2b: *nec est in spiritus eius do/us- = «y no hay fraude en su interior» (BJer), que contiene precisamente la condición ‘antropológica’ para alcanzar el perdón: «El que oculta sus delitos no prosperará, el que los confiesa y cambia, obtendrá compasión» (Pr 28, 13). «‘Descubriendo’ a Dios los propios pecados se obtiene que él los ‘cubra’ perdonándolos. Por tanto, la sinceri dad es condición previa y expresión del resultado» (Ravasi, I, 588s.). O como dice Schókel-Carniti: «Cuando el hombre ‘cubre’ su peca do, lo ‘encubre’ (Pr 28, 13; Job 31, 33); cuando Dios lo ‘cubre’, lo perdona. Del silencio ha saltado a la confesión, que era necesaria para que no quedase ‘turbia la conciencia’» (I, 499). Estrofas 2-4: Podemos desarrollar su contenido en tres tiempos: — El pasado (w. 3-4) se recuerda en la estrofa 2: el fruto del pecado es bien palpable en la vida del orante; todo su ser está soportando su peso (‘mis huesos’: ‘ossa mea'J54. Expone su situa ción con un llamativo oxímoron: mientras callaba, rugía; además 33 «Se ensalza como feliz a aquella persona que ha experimentado los profun dos y extensos efectos salvíficos del perdón» (Kraus, I, 563). 34 «Los ‘huesos’ son la síntesis de todo el organismo humano y, por eso, en la perspectiva unitaria semítica, de toda la personalidad» (Ravasi, I, 589); cf. Sal 6, 3; 21, 15; 30, 11; 41, 11; 50, 10; 101, 4. «La culpa retenida en el hombre, guardada en silencio, tiene efectos destructo res y consumidores sobre la condición física del individuo. La vida la destruye y devora ese poder opuesto a Dios» (Kraus, I, 564).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz