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SALMOS DE VÍSPERAS DE LA I SEMANA 149 hacer despuntar, sobre los ojos empañados por las lágrimas, la luz de la felicidad (Jer 31, 9; Sal 125, 5-6)» (Ravasi, I, 555). Estrofa 4 : El salmista confiesa su pecado 29, había puesto su confianza en sus fuerzas, en la justa retribución a sus buenas obras, por eso queda desconcertado cuando le visita la enfermedad, con esto no contaba 30. «La seguridad de sí es fragilidad e incertidumbre; la confianza en Dios es fuente de estabilidad y de serenidad. El dolor y la prueba tienen por fin hacer comprender al hombre el sen­ tido de su pecado y conducirlo a la única fuente de vida... A la falsa seguridad del orgullo humano se contrapone ahora la verdadera seguridad, inconmovible como las más fuertes montañas, el símbolo vertical de Dios. Se pasa así de la fosa del sh eo l a las montañas de Dios, del polvo a la roca» (Ravasi, I, 555-556). Estrofa 5 -6 : La estrofa 5 se abre con la petición: «A ti, Señor, clamé...», y la 6 termina en el mismo tono: «Escucha, Señor..., socó­ rreme». El contenido de la petición es la ‘vida’: ‘sanguine m eo’. «La argumentación del v. 10 supone... la concepción tradicional del sheol como lugar de silencio y de ausencia: ‘Los muertos ya no alaban al Señor, ni los que bajan al silencio’ (Sal 113b, 17) es un aserto fun­ damental de la escatología veterotestamentaria (Sal 6, 6; 21, 30; 87, 11-13; 93, 17; Is 38, 18-19; Sir 17, 27-28; Bar 2, 17-18)» (Ravasi, I, 556). Según esta clave, el salmista argumenta a Dios en términos ‘económicos’: ¿Qué ganas con mi muerte, representada como ‘pul- v is? Más bien pierdes a un cantor de tu misericordia. «Esta captatio benevolentiae es un testimonio de la sinceridad primitiva de la ple­ garia bíblica, pero también de su amor visceral por la vida, por el culto, por el templo» (Ravasi, I, 556). O como comenta Kraus, «esta argumentación tan singular que el orante formula ante Yahvé para moverle a intervenir, nos permite ver el sentido en que el salmista entiende la vida. El sentido de su existencia es alabar a Dios. Que 29 El salmista «ha pecado de presunción, y Dios le retira el favor y lo hace experimentar su desvalimiento» (Schókel-Carniti, I, 473; cf. también A. Weiser, I, 278-281S.). 30 Kraus interpreta de otro modo los w . 7-8; cree que alude a un tiempo en que el orante vivía en paz, sin tentaciones, no por sus méritos, sino por el favor divino (I, 544-546). De repente vino la desgracia, pero a la luz de la salvación reci­ bida, «todo el peso y la penalidad del sufrimiento no dura más que un ‘breve momento’. ¡Queda sólo un leve recuerdo del llanto de una noche! (546).

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