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142 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL GONZÁLEZ ten piedad, respóndeme» (exaud í... clam avi... m iserere... exaudí). El peligro lo percibe muy cercano el orante y no tiene otro refugio que Dios. Estrofas 8-12: El orante escucha como un oráculo en su interior ( cor m eum ): «buscad mi rostro (exquiritefa ciem eius)»11. La expre­ sión, en su uso común, es una invitación a entrar en el templo, donde se desvela la gloria del Señor. «A través de la liturgia el fiel realiza una experiencia interior de Dios, puede casi ‘verlo’...: el rostro evoca antropomórficamente teofanía, palabra, comunión, benignidad (Sal 4, 7; 9, 11; etc.)». Ciertamente, nadie puede ver el rostro de Dios y seguir con vida (Éx 33, 20). «Sin embargo, es posible intuir un resplandor; y el símbolo ‘rostro’ es justo la categoría teológica a través de la cual se declara (inmanencia de Dios con el hombre) y se niega (trascen­ dencia) la comunión entre criatura y Creador. Si el rostro de Dios se esconde, el hombre cae en la nada y en el mal» (Ravasi, I, 505). Esto es lo que teme más que nada el salmista: que Dios esconda su rostro (n e avertasfaciem tuam a me), que es lo mismo que ser rechazado ‘con ira’ (n e declines in ira a servo tuo... ne me reicias, ñeque dere- linquas). Pero este temor se disipa rápidamente: el orante sabe que el amor de Dios, su ternura y cercanía son más poderosos y reales que el signo del amor terreno por antonomasia, el de los padres con su criatura: «Dominus autem assumpsit me» (cf. Is 49, 15: «¿Acaso olvi­ da una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido»). Pero el recuerdo de los enemigos, acusadores mentirosos, calumniadores, sedientos de venganza (testes in iq u i)11, no le deja en paz, por eso pide a Dios que le muestre el sendero, que lo guíe él mismo (osten- de m ibi viam tuam, et dirige me in semitam rectam ): camino y senda son símbolos de la tora, expresión de la voluntad de Dios y de su alianza (cf. Sal 5, 9; 22, 3; 24, 8.12; 31, 8; 85, 11; 118, 133; 138, 24; 142, 10). «Con la petición de que Yahvé le muestre el cami- 21 «El llamamiento encarecido para que se busque el rostro de Yahvé en todas las aflicciones debió desempeñar un gran papel en la vida del pueblo de Dios: Am 5, 4; Jer 29, 12s., y principalmente Sal 49, 15» (Kraus, I, 515). 22 «El peligro se especifica ahora en acusaciones judiciales falsas... El peligro de procesos injustos con acusaciones falsas es muy sentido en el salterio» (Schókel- Camiti, I, 447).

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