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SALMOS DE VÍSPERAS DE LA I SEMANA 141 caminaba con su pueblo 20. «Yahvé es presentado como huésped que ofrece al creyente su residencia bien protegida y fortificada, sobre todo cuando amenaza el ‘día de la desgracia’ f ‘in d ie malo- rum ’]. El simbolismo es limpio, Dios es la roca segura, emblemáti­ camente representada por la colina rocosa de Sión (Sal 39, 3; 60, 3; Is 30, 29). Por esto ‘mi roca’ será, en la oración del salterio, uno de los grandes atributos dirigidos con más frecuencia a Dios (17, 3.32.47; 18, 15; 27, 1; 30, 3; 61, 3.8; 70, 3; 72, 26; 77, 35; 88, 27; 91, 16; 93, 22; 94, 1; 143, 1) y detrás de él se desvelará la fe de Israel hecha sobre todo de confianza» (Ravasi, I, 503). Estrofa 6: Celebra la intervención de Dios que libera al orante del peligro, del ‘enemigo que me cerca’. Es una acción de gracias muy vistosa en el templo, ‘en su tienda’ ( ‘in tabernáculo’) . El rito que cumple el salmista es definido como ‘sacrificio de aclamación’ ah ) fhostias vociferationisj. «El vocablo expresa el grito de guerra y de victoria y como tal entra en el esquema simbólico militar de la sec­ ción (Nm 10, 5; Jueces 6, 5.20; ISam 5, 5.6; Job 39, 25; Jer 4, 19; 20, 16; 49, 2; Ez 21, 27; Am 1, 14; Sof 1, 16). Sin embargo, había entrado también en el léxico del culto (Sal 32, 3; 150, 5) y expresa los cánti­ cos marciales gozosos que acompañaban el ritual sacrificial de acción de gracias por la victoria» (Ravasi, I, 503s.). A este canto de acción de gracias se añade el himno de alabanza (tódah) fcantabo etpsalm un d icam ) «que testimonia con pureza la fe en la presencia salvífica de Dios (Sal 56, 8; 106, 22; 115, 17» (Ravasi, I, 504). Según Sal 106, 22: «ofrézcanle sacrificios de alabanza y cuenten con entusiasmo sus acciones», los que «han experimentado el don de la salvación conce­ dido graciosamente por Yahvé» (Kraus, I, 514), ofrecen estos sacrifi­ cios de aclamación. Estrofa 7: Es el comienzo de la segunda parte del salmo. «Diez imperativos dirigidos a Dios se suceden en la segunda parte; no hay ninguno en la primera» (Schókel-Carniti, I, 440). Se abre con una súplica ardiente tejida con cuatro verbos: «escúchame, que te llamo, 20 Tienda y tabernáculo «son metáforas arcaizantes que mantienen viva una vieja tradición israelita: antiguamente Yahvé moraba en una ‘tienda’ (2Sam 7, 2)... El salmista sabe muy bien: Yahvé me ‘protegerá’ y ‘cobijará’ en el lugar de su presen­ cia. Es una referencia clara a la función que tiene el recinto sagrado de ofrecer asilo» (Kraus, I, 514).

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