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138 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL GONZÁLEZ con piedras preciosas; y por ellos también se llevó a cabo el comien­ zo de su anuncio» a las naciones (I, 200). P idió vida...: «Pidió la resurrección diciendo: Padre, glorifica a tu Hijo, y se la diste». Años que se prolongan sin térm ino: «que la Iglesia viviese largo tiempo en este mundo y después eternamente por los siglos de los siglos» (I, 200). Lo colmas de gozo en tu presencia: «En cuanto hombre, le lle­ narás de gozo con tu presencia que elevó hasta ti» fsecundum hom i- nem laetificab is eum cum vu ltu tuo, quem levavit a d te/Q ., 200). Porque e l rey confía en e l Señor: «Porque el rey no se ensober­ bece, sino que humilde espera en el Señor». Y con la gracia d el Altísimo no fracasará: «Y en la misericordia del Altísimo no se con­ moverá su flaqueza aun hasta en la muerte de cruz, debido a su obediencia» (I, 200s.). Levántate, Señor, con tu fu e rza : «Tú, a quien no te conocie­ ron humilde, levántate, oh Señor, con tu poder, el cual juzgaron ser flaqueza». Y a l son de instrum en tos cantarem os tu poder: «Daremos a conocer tus maravillas y alabaremos con el corazón y con las obras» fcorde et opere celebrabimus et nota faciem u s m ira- b ilia tu a ](\, 202). SALMO 26 El TM lo atribuye a David; en la BJer lleva por título «funto a D ios no hay temor»; en la edición litúrgica castellana «Confianza ante e lpeligro», o en latín *Lnpericulisfiducia». 1. G én ero literario Salmo de confianza exultante en los w . 1-6; salmo de lamenta­ ción confiada en los w . 7-14. Según Kraus, se trata de un «cántico de oración de una persona perseguida y acusada» (I, 510). Este es el contexto que hace resaltar el núcleo teológico del salmo: la confian­ za inquebrantable en el Señor. «Confianza a despecho de dificulta­ des y peligros: aunque lo asedie un campamento y lo asalte un ejér­ cito, aunque lo abandonen sus padres, aunque lo acusen testigos

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