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132 JOSÉ MARÍA DE MIGUEL GONZÁLEZ 4. C om en ta rio d e S an A gustín En este salmo «no habla Cristo, sino que el profeta habla de Cristo, cantando alegóricamente (figura optandi quae ventura suntj en deseo las cosas que han de acontecer» (I, 196). Que te envíe desde e l santuario ...: «santificándote el cuerpo, es decir, la Iglesia, protegida de asechanzas, la cual espera, mientras tanto, que vengas a celebrar las bodas» (I, 196s.). Que se acuerde de tus sacrificios...: «nos recuerde todas las inju­ rias y desprecios que por nosotros soportaste. Y tu holocausto se haga fecundo: y la cruz, en la que te ofreciste por completo a Dios, se convierta en la alegría de la resurrección» (I, 197). Quepodamos celebrar tu victoria...: «nos gozaremos porque la muerte no te dañó, mostrándonos de este modo que tampoco podría dañarnos a nosotros» (I, 197). Lo ha escuchado desde su santo cielo ...: «Le escuchará no sólo desde la tierra, donde pidió le glorificara, sino también desde el cielo, desde donde, ya sentado a la diestra el Padre, intercedien­ do por nosotros, envía el Espíritu Santo sobre los que creen en él» (I, 198). Unos con fían en sus ca rro s...: «Unos ponen [la salvación] en ser arrastrados por el éxito voluble de los bienes temporales, y otros la ostentan en los deslumbrantes honores, engriéndose con ellos... Nosotros, afianzando la esperanza en las cosas eternas, sin buscar nuestra gloria, nos alegraremos en el nombre del Señor Dios nues­ tro» (I, 198). E llos cayeron derribados...: «Se encadenaron con la codicia de los bienes temporales al temer dejar con vida al Señor, por no per­ der el lugar, cayendo en manos de los romanos; pero así chocaron contra la roca de tropiezo y la piedra de escándalo, quedando pri­ vados de la esperanza celestial; pues avino la ceguedad en parte a Israel por ignorar la justicia de Dios y querer establecer la suya pro­ pia... Nosotros, pueblo de gentiles... la alcanzamos y nos levanta­ mos; mas no nos pusimos en pie por nuestras propias fuerzas, sino por haber sido justificados mediante la fe» (I, 198s.). Da la victoria a l rey ...: «para que él mismo, que nos mostró un ejemplo de lucha en la pasión, ofrezca también nuestros sacrificios

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