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SALMOS DE VÍSPERAS DE LA I SEMANA 125 acababa vendido como esclavo, él y toda su familia, cf. parábola del siervo sin entrañas, Mt 18, 23-25. — «El que no acepta soborno contra el inocente»fet muñera super innocentem non accepitj. Detrás de esta prohibición aparece una preocupación repetidamente denunciada y combatida en la Sagrada Escritura, la corrupción o venalidad de los jueces (Éx 23, 8; Dt 10, 17; 16, 19; 27, 25; Is 1, 23; 5, 23; 33, 15; Ez 22, 12; Sal 25, 10; Pr 17, 23). No se puede absolver al culpable (Éx 22, 21; Is 1, 17). Pero sobre todo no se puede condenar al inocente (Amos 2, 6; IRe 21, 8-16). Por eso, el hacer justicia a los pobres (viudas y huérfanos) es el ideal del rey mesiánico (Is 11, 3-4; Sal 71). La brevísima estrofa 5 es la conclusión, a modo de promesa divina al que es fiel a la alianza. Una vez aprobado el examen de ingreso, el creyente penetra en el templo, es recibido como hués­ ped de Dios, la ‘roca eterna '(Sal 30, 4; 41, 10; Is 26, 2-4), y así alcanza la firmeza y solidez propia de su protector: «nuncafallará-, es decir, nunca se vendrá abajo, «non movebitur in aetemum», tra­ duce la edición litúrgica. 3. L ectura cristiana - actualización La trasposición cristiana de este salmo no es demasiado difícil: ¿quién puede hospedarse en tu tienda?, equivale a: «Maestro bueno, ¿qué debo hacerpara alcanzar la vida eterna?» (Me 10, 17, 22). Tanto en la respuesta del salmista como en la de Jesús, para agradar a Dios, o sea para cumplir el primer mandamiento, hay que respetar y amar al prójimo, que es el segundo, íntimamente ligado al primero, pues «no existe otro mandamiento mayor que éstos »(Me 12, 31). También en el horizonte evangélico, el acceso al templo-culto está condicionado por el recto comportamiento con el prójimo: «Si cuando vas a presentar tu ofrenda en el altar...» (Mt 5, 23ss.). Por dos veces Jesús repite la sentencia de Oseas 6, 6: «Misericordia quie­ ro, que no sacrificios» (Mt 9, 13; 12, 7). Según Schókel-Carniti, «la clave [de la trasposición cristiana de este salmo] está en leer monte Sión como símbolo de la nueva ciu-

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