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SALMOS DE VÍSPERAS DE LA I SEMANA 121 nes de tipo económico-jurídicas. «Los deberes éticos con el prójimo son condición para tener acceso permanente a la morada del Señor» (Schókel-Camiti, I, 283). — En el tercer momento se retoma la pregunta inicial que se responde con lo dicho en el cuerpo del salmo. Por lo que respecta a la inspiración poética, la composición no destaca por la brillantez de imágenes, metáforas o símbolos. Sigue más bien el modelo jurídico-didáctico. Como dice A. Weiser, «la grandeza interior de este salmo se basa sobre el fuerte peso de su ethos... En el reconocimiento del hecho de que la verdad y la justi­ cia son los pilares sobre los que reposa la ética social en la convi­ vencia civil, en el orden jurídico, en la esfera económica, está el peculiar valor del salmo para toda época» (I, 175-176). 2 . A nálisis literario - exeg étic o En la edición litúrgica, el salmo está distribuido en cinco estro­ fas. Veamos su contenido. En el trasfondo de la pregunta del salmista recogida en la pri­ mera estrofa aparece una cuestión importante en la cultura y reli­ gión semíticas, el tema de la hospitalidad. Ésta era algo más que dar techo al forastero por una noche o unos días. En el Sal 22, 5 se nos describen algunos detalles acerca del modo y contenido del ejercicio de la hospitalidad: se ungía con perfume al visitante (cf. Le 7, 37ss.), se le admitía a la mesa, se le hacía partícipe de la misma copa: - Preparas una mesa ante mí..., me unges la cabeza con perfume ; y mi copa rebosa». Pues bien, en esta pregunta se trata de la ‘hospitalidad’ —admi­ tir a la intimidad de la casa-familia— que Dios concede en su tem­ plo designado aquí con su denominación antigua ‘tienda’ (época del éxodo y de los jueces) y ‘monte santo’, en referencia a Sión- Jerusalén. En Éx 29, 42ss.; 33, 7, etc., se llama a la tienda ‘tienda del encuentro’: -Me encontraré con los israelitas en ese lugar que será consagrado a mi gloria*» (Éx 29, 43). Por otra parte, el que habita en el templo como huésped de Dios se saciará «de los bienes de tu casa, de los dones sagrados de tu templo» (Sal 64, 5): son los dones de la hospitalidad.

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