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METAFÍSICA DEL SER INFINITO: LA CREATURA. 53 supuestamente conocidas. Superadas estas diatribas conocidas como «la cuestión bonaventuriana» que aborda la relación en el pensamien­ to de san Buenaventura de la filosofía y la teología, al igual que la postura de éste frente al aristotelismo, los especialistas han sabido observar el potencial real del doctor Seráfico17. Como bien manifiesta el medievalista Alain de Libera, de san Buenaventura «hemos retenido la denuncia de la filosofía en las siete Colaciones sobre los diez man­ damientos (Collationes de decem preceptis) pronunciados el 6 de marzo al 17 de abril de 1267. Es un error de perspectiva»18. Su com­ bate al aristotelismo, que no a Aristóteles, le hace diseñar una mirada 17 La cuestión se abre con la publicación de la obra de P. Mandonnet, Siger de Brabant et l’averroisme latin au xiif™*’ siècle, Friburgo 1899, para quien el pensa­ miento bonaventuriano, en una corriente designada como «Agustinismo» y opuesta al tomismo, es un pensamiento inacabado y, más aún, es presentado como carente de interés para la historia de la filosofía, pues no existe una verdadera distinción entre filosofía y teología. Frente a esa postura reaccionaron, en primer lugar, É. Gil- son (Laphilosophie de Saint Bonaventure, París 19422), quien encuentra en Buena­ ventura una significación histórica de primer orden para la historia de la filosofía como formulación definitiva distanciada de la doctrina de Aristóteles. Por su parte, F. van Steenberghen, en su obra Siger de Brabant d ’après ses œuvres inédites, vol. 2, Lovaina 1942, opera un cambio significativo, frente a la posición de E. Gilson, en la interpretación de la filosofía bonaventuriana. Efectivamente apoya su importancia en el pensamiento medieval en contra de las tesis de P. Mandonnet, pero reafirma la influencia aristotélica en el pensamiento bonaventuriano en contra de la afirmación gilsoniana. Ante estas diatribas parece hoy en día coincidir, por una parte, en la importancia del pensamiento bonaventuriano en la época medieval, y, en segundo lugar, en la aceptación formal por parte del doctor franciscano de la obra de Aristó­ teles, manteniéndose fiel en el fondo al pensamiento de inspiración neoplatónica. Además de las obras citadas podemos citar al respecto, A. de Vinca, «L’aspetto filoso­ fico deH’aristotelismo di s. Bonaventura-, en Collectanea Francescana, 49 (1949) 5- 44, y C. Bérubé, De laphilosophie à la sagesse chez saint Bonaventure et Roger Bacon, Roma 1976. Para una recopilación de los elementos aristotélicos en Buena­ ventura, cf. J.-G. Bougerol, «Dossier pour l’étude des rapports entre saint Bonaven­ ture et Aristote«, en Archives d ’histoire doctrinale et littéraire du moyen âge, 40 (1973) 135-222; Id., «Aristote et Saint Bonaventure-, en Études Franciscaines, 21 (1971) Suplemento, 77-81; L. Elders, «Les citations d’Aristote dans le Commentaire sur les Sentences de Saint Bonaventure-, en San Bonaventura, Maestro di Vitafran­ cescana e di sapientia cristiana. Atti del congreso intemazionaleper il VII cente­ nario di S. Bonaventura da Bagnoregio. Roma 19-26Settembre 1974 ( SBM. ), vol. I, Roma 1974, 831-842; A. Marchesi, «L’atteggiamento di san Bonaventure di fronte al pensiero d’Aristote», en SBMI, 843-859. 18 A. de L ibera , Laphilosophie médiévale, París 19951, 405.

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