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78 MANUEL LÁZARO PULIDO Del Pseudo-Dionisio, san Buenaventura tomará varios elemen­ tos como la noción de jerarquía y el doble camino de emanación y participación, egressus-regressus, en la comunicación existente entre el Creador y la creatura. La consideración simbólica de la naturaleza de Dionisio proporciona un camino complementario al agustiniano que san Buenaventura no dejará escapar. La conside­ ración del ser finito, que realizaremos en el punto quinto, no podrá pasar por alto esta otra gran raíz del pensamiento metafísico bona- venturiano. El Itineranum será la obra que, de una manera parti­ cular, nos enseñe esta manera de proceder simbólica en una cami­ no catafático o de retorno místico hacia Dios. El ser creatural, el cosmos, se manifiesta en san Buenaventura como un sacramento de la presencia de Dios y vía de acceso a su realidad infinita. Esta posición bonaventuriana supone un enconado intento por realizar un subrayado a la tradición metafísica que asuma el tiempo en la propia realidad creada. Como señala el profesor Saturnino Álvarez Turienzo, la llegada del Corpus aritotelicum supuso para no pocos autores del siglo xm una acomodación de las posturas que intenta­ ran hacer compatibles los postulados del llamado agustinismo medieval116 con las del nuevo pensamiento del estagirita, llegando así a predominar las categorías causales. Dios crea las cosas bien. Las creaturas están bien creadas en sí mismas. Su res queda defini­ da en esta acción divina causal. Estas prioridades relevan el man­ tenimiento providencial divino en el resultado del acto creador y esto nos lleva a que «La razón de cosa -res prevalece sobre la de cosa -signum»XY1. Pero el pensamiento bonaventuriano, en primer lugar, acepta el pensamiento aristotélico en su forma, y no tanto en su contenido, relegando, cada vez más, el intento de asmilila- ción aristotélica, en aras de amarrar los postulados religiosos; y, en segundo lugar, no sólo renuncia a la significación agustiniana, sino que a esta explicación creatural le suma el simbolismo de carácter dionisiano. Creo que bajo estas perspectivas hay que entender aquellas letras que en su día escribía Théodore de Rég- non cuando afirmaba que la línea teológica que va de Ricardo de 116 Sobre el agustinismo y san Agustín, doctrinas no exactamente paralelas, cf. H.-I. M arrou , Saint Augustin et l ’augustinisme, París 1965. 117 S. Á lvarez Turienzo, o . c ., 55.

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